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Cine

Vivitos y fascinando

Los Cazafantasmas, en su femenino remake, han traído de nuevo a la cartelera un género que bucea en una de las preocupaciones más pretéritas del ser humano: el más allá, la posibilidad de una reencarnación o una doble vida y facetas morales como castigos o expiaciones

Imagen de la nueva versión de ´Cazafantasmas´, con protagonistas femeninas.

Los fantasmas están más vivos que nunca. Es un género tan consolidado, en sus variantes dramática, terrorífica o cómica, que tiene una esperanza de vida similar a la de sus sufrientes, exasperantes o juguetones protagonistas. Precisamente por esa (paradójica) vitalidad, retratarlo, resumir su filmografía en uno cientos de palabras es una quimera. La siguiente criba es variada, subjetiva y volátil, como sus protagonistas.

Le manoir du diable (George Méliès, 1896). Posiblemente la primera aparición en lo que todavía era un espectáculo de barraca de feria. A cargo del Gran Méliès, quien si no.

El fantasma y la señora Muir (Joseph Mankiewickz,1947). Una bella viuda (Gene Tierney en el apogeo de su belleza y encanto) se muda a la mansión de un marino en estado lo siguiente a vivo (el apuesto Rex Harrison) y pasa lo que los espectadores desean que ocurra. Muy romántica, sí; empalagosa en absoluto, por obra y gracia del talento, la sensibilidad de Mankiewickz. Deliciosa, aguanta muy bien el paso del tiempo.

El viaje de Chichiro (Hayao Miyazaki, 2001). La obra maestra de Hayao Miyazaki con merecido Oscar a la mejor película de animación en 2003. Una película de espíritus más que de fantasmas, o ambas cosas unidas, con algún préstamo de Alicia en el país de las maravillas (el paso a un mundo paralelo). Bajo una capa sencilla de seguir (niña busca a su padres en un parque infestado por fantasmas) hay un aluvión de sorpresas, de referencias culturales, mitológicas, psiconalíticas bastante o muy crípticas. Fascinante de inicio a fin.

Actividad paranormal (Oren Pelli, 2007). Sin ser una gran película ni especialmente original, su mérito es que muestra, con un presupuesto ridículo, los fundamentos, la semilla más básica del cine de terror con fantasmas. Una cámara doméstica de vídeo montada sobre un trípode graba lo que ocurre en la casa de una pareja mientras estos duermen. O creen que duermen. O creen que viven solos en esa vivienda...

Cuentos de la luna pálida (Kenji Mizoguchi, 1953). Mizoguchi es, junto con Kurosawa y Ozu, uno de los cineastas japoneses que más huella han dejado en crítica y público (entendido) occidental, a medio camino entre la creatividad del primero y la introversión del segundo. Esta película tiene un fuerte componente moral pero con atinados matices. Un aspirante a samurai abandona a su mujer y cae en brazos de una mujer noble. Su mujer... mejor no cuento más. Obra maestra, insisto.

Pesadilla antes de Navidad (Tim Burton, 1993). Esta corta película (74 minutos), es un compendio del genio de Tim Burton. El guión recicla en su induplicable minipimer los principales temas del Día de los Muertos. Risas y repeluses, muertos muy vivos, muy humanos. Añádese soberbia banda sonora de Danny Elfman y excelsa realización en stop motion (muñequitos de plastilina movidos fotograma a fotograma).

Los Cazafantasmas (Ivan Reitman, 1984). Una comedia pura: unos fantasmas gamberros y peleoncillos contra unos cazadores de ídems patosos y atolondrados. Los actores (Bill Murray, Dan Ackroyd, Harold Ramis) son cómicos puros y coescriben además el guión. Ivan Reitman se fió de ellos y no le defraudaron (tercera película de mayor recaudación mundial ese año). Mantiene cierta gracia y bastante encanto.

El resplandor (Stanley Kubrick, 1980). El cineasta inglés adapta una novela de Stephen King. Confunde: trazo muy grueso en el argumento y la actuación de Jack Nicholson y genialidades en la dirección y fotografía. Logró su objetivo, impactar, asustar y dejar media docena de escenas indelebles en la retina de millones de espectadores: el niño correteando en su cochecito por los ¿desiertos? pasillos, el cuchillo de cocina atravesando la puerta del baño, los brotes psicóticos de Nicholson o la persecución final por el laberíntico jardín.

El orfanato / El espinazo del diablo/ Nos miran / Los otros. El cine y el público español se arriman más a la senda anglosajona (con raíces cristianas) de los ángeles exterminadores. Con más o menos profundidad y sustos más o menos gratuitos, predomina la temática de la venganza por crímenes o errores imperdonables de algún protagonista.

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