Diario de Mallorca

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Memorias

La fraternidad de la rebeldía

En el aniversario de la Revolución Francesa, reunimos aquí a un conjunto de personajes que se vieron forzados al destierro, que se quedaron sin país, que combatieron por una patria ajena o que se mueven en espacios internacionales. He aquí las odiseas de Jorge Semprún, Albert Camus y La Nueve; un ensayo sobre el exilio; y un relato ambientado en el Tánger de la II Guerra Mundial

´Una mujer en la ventana´, con guión de Jorge Semprún.

Y, en efecto, más que el recuento minucioso de unas experiencias decisivas en su biografía, algunas ya tratadas en libros anteriores, el autor dispuso los elementos narrativos para suscitar la reflexión sobre la dignidad y la solidaridad del ser humano en las circunstancias extremas de la tortura.

En una entrevista declaraba Semprún que el proyecto que abordaba con estas páginas lo consideraba como el comienzo de un ciclo autobiográfico más amplio y sistemático que llevaría el mismo título global de Ejercicios de supervivencia. Nos sitúa, así, en el que iba a ser el primer capítulo del ciclo, ante el joven de veinte años, nieto del político conservador Antonio Maura, de familia de clase alta en el exilio francés tras la Guerra Civil, detenido y torturado en 1943 por la Gestapo como miembro de la Resistencia francesa y luego deportado al campo de concentración de Buchenwald. Episodio éste que se trata esquemáticamente en la segunda parte, aunque con interesantes anécdotas. Al hilo de la evocación incluye el autor constantes referencias a su etapa de clandestinidad en España entre 1953 y 1962 como dirigente del Partido Comunista, etapa ya tratada por él en Autobiografía de Federico Sánchez y otros libros.

Ambas experiencias, la de la tortura por la Gestapo y la de la supervivencia como clandestino en Madrid, suscitan en estos ejercicios varias consideraciones sobre la tortura y sobre la solidaridad. A partir de la doble circunstancia narrada de haber salvado con su silencio a los camaradas de la Resistencia y de haberse salvado él de la detención y las torturas en España gracias al silencio de sus camaradas del PCE, Semprún desarrolla las reflexiones que son el verdadero centro de interés de estas páginas.

Sólo en unas líneas se explaya el autor en la descripción de las torturas: el aporreamiento, las uñas arrancadas, la electricidad, la bañera de agua helada llena de basura y excrementos, la suspensión de una cuerda esposado con las manos en la espalda: "al estar así colgado, se tiene la sensación de estar dislocado, dislocado, descuartizado para siempre. La bañera fue el último estadio que se me infligió, sin resultado, hasta ser de pronto olvidado como un fardo inútil por una Gestapo abrumada de trabajo". Mayor importancia adquiere a lo largo del texto el balance sobre el sentido de la resistencia más allá de "la abominable soledad del sufrimiento": la conciencia de la fraternidad, el silencio rico "en todas las vidas que protege, a las que permite seguir existiendo. Y sin duda el ser del resistente torturado se convierte en un ser-para-la-muerte, pero es también un ser abierto al mundo, proyectado hacia los demás: un ser-con, cuya muerte individual, eventual, probable, alimenta la vida".

Compensando en parte el peso excesivo de la perspectiva heroica personal -de "heroísmo discreto", según Vargas Llosa- de que, en mi opinión, adolece la obra, concluye Semprún con una cierta concesión que nos resulta algo insuficiente: "Un hombre no es auténticamente humano sólo porque haya aguantado la tortura, eso sería una regla extraordinariamente reductora. Los valores y las virtudes propiamente humanos -es decir, lo bastante esenciales como para fundar la trascendencia de un ideal del Yo altruista, históricamente cargado de futuriciones colectivas- no pueden concebirse ni sopesarse únicamente a tenor de la capacidad de resistencia a la tortura".

Texto menor en la densa obra autobiográfica de Jorge Semprún, Ejercicios de supervivencia gana en los momentos en que su protagonista cede el primer plano a los otros personajes que sostienen el entramado narrativo: compañeros de la Resistencia, de Buchenwald, también del PCE en la clandestinidad, como el poeta Ángel González que lo acogió en su casa. Y es que, como dice Debray en el prólogo citado, "si la mayor parte del tiempo Semprún está en el centro de las historias contadas por Semprún, ese centro es una encrucijada de anónimos o de desconocidos. Como si el que se busca sólo pudiese encontrarse volviendo sobre otros".

JORGE SEMPRÚN

Ejercicios de supervivencia

Traducción de Javier Albiñana

Prólogo de Mario Vargas Llosa

TUSQUETS, 136 PÁGINAS, 14,50 €

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