Diario de Mallorca

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Terrores cotidianos

Las atmósferas inquietantes y malsanas de los relatos de Shirley Jackson

´The Lottery´, sobre relato de Shirley Jones.

Este año 2016 se cumple el centenario del nacimiento de Shirley Jackson (1916-1965), autora norteamericana no demasiado conocida pero verdaderamente influyente (admirada, por ejemplo, por Stephen King). Para celebrar estos cien años, la editorial Minúscula ha lanzado al mercado una cuidada selección de los cuentos de quien, según Dorothy Parker, "no tiene rival gracias a los crecientes escalofríos que produce su prosa bella y serena". El volumen contiene además varias conferencias de la autora que abordan la polémica surgida tras la publicación de "La lotería" (un relato perturbador) y una serie de lúcidas recomendaciones para escritores nóveles: "En el país de los cuentos el escritor es el rey" o "Un pesado es un pesado, tanto dentro como fuera de una página". Toda una declaración de principios de quien no desaprovechaba ninguna experiencia y sostuvo que "ser escritor de ficción es de lo más agradable si tienes un aspecto lo bastante demacrado para persuadir a la gente de que se trata de un trabajo de verdad".

Shirley Jackson fue una excelente creadora de atmósferas inquietantes y malsanas al estilo del Edgar Allan Poe más obsesivo. Sin embargo, en sus relatos no tiene cabida el elemento sobrenatural, pues el horror y la sorpresa nacen de situaciones cotidianas (una mujer que busca frenéticamente a su futuro marido el día de su boda, unos padres preocupados por la influencia que un díscolo compañero de clase pueda ejercer sobre su hijo€). Esta cotidianeidad como punto de partida desde el que alcanzar desenlaces imprevistos podría emparentarla con el Roald Dahl de Relatos de lo inesperado, aunque no hay en Shirley Jackson ese negro sentido del humor que caracteriza al maestro británico.

En su cuento "La lotería" se encuentra la historia escrita por una estudiante universitaria cuyo argumento es simple: el sorteo en una feria de una colcha lo gana una turista pudiente que no la necesita ni la desea, mientras las mujeres del pueblo la anhelan vehementemente. Con algo tan trivial, Jackson fue capaz de crear un relato de atmósfera enfermiza y decadente. Fue tal el revuelo originado tras su publicación en The New Yorker que se dispararon las cancelaciones de suscripción a la revista y la propia autora reconoció que "de las trescientas cartas que recibí aquel verano solo en trece de ellas se dirigían a mí con respeto". Entre los lectores, hubo desde quien realizó una interpretación en clave política ("en esta historia muestra usted la perversión de la democracia") hasta quien optó por la ironía ("nos gusta pensar que quizá su historia le traiga a la memoria días más felices para usted, cuando podía lanzarle piedras a su anciana abuela").

La anécdota humorística surge cuando un lector escribió a Jackson alabando el cuento, confiando a su vez en que ella reconociera su nombre y reputación, cosa que no sucedió. Al final, la escritora, convencida de que se trataba de algún intelectual de prestigio, decidió responder de forma prudentemente elogiosa e imprecisa. "Muchas gracias por su amable carta sobre mi cuento -escribió-. Yo también admiro su trabajo". Posteriormente, horrorizada, cayó en la cuenta de que se trataba de un tipo que había sido absuelto de asesinar con un hacha a su mujer.

SHIRLEY JACKSON

Cuentos escogidos

Traducción de Paula Kuffer

MINÚSCULA, 168 PÁGINAS, 18 €

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