El espíritu de William Shakespeare sobrevoló hace unos días el Passeig del Born en Somni d´un horabaixa de primavera, el homenaje que le dedicamos en la Fira del Llibre de Palma, a los cuatro siglos de su muerte. Fantásticas intervenciones de Lina Mira y Joan Bibiloni con fragmentos de Deliri d´una nit d´estiu, dramaturgia de Bernat Molina a partir del cisne del Avon, y un servidor de ustedes dando unas cuantas pinceladas sobre su biografía y su producción. Al final, los aplausos del respetable, por encima del tiempo y del espacio, para el genio de Stratford.
Otro homenaje más que merecido: el del jueves pasado, en la Fira del Llibre, a Camilo José Cela en su centenario. Con los Papeles de Son Armadans o las Converses de Formentor, el Nobel gallego nos puso en la primera fila de la cultura internacional. Maria Payeras (por escrito) recordó la etapa de Cela como profesor universitario, Camila Cela reivindicó su labor de gestor cultural antes de que existiera este concepto y Perfecto Cuadrado hasta nos recitó un romance celiano de inspiración popular. Cela no habría sido Cela sin Mallorca, pero tampoco Mallorca sería Mallorca sin Cela.
Reencontrarse con las gentes y los lugares de Barcelona me parece un privilegio. En esa prodigiosa arquitectura industrial que es el CaixaFòrum puede visitarse, sólo hasta el día 19, Impresionistas y modernos. Obras maestras de la Phillips Collection. Pinturas de Van Gogh, Picasso, Modigliani, Matisse, Manet, Pollock o Degas, entre otros, para que se hagan ustedes una idea de las maravillas que uno se encuentra en los fondos de esta muestra traída desde Washington.
Paseando por ese escenario mágico que es el barrio de Gràcia, nos encontramos, de buenas a primeras, con un tropel de manifestantes (muy jóvenes) corriendo delante de los Mossos por las calles estrechas de la vecindad. Quemar contenedores no me parece la manera de reivindicar nada en una democracia.
