En junio de 1984 me pasé varias horas en Abraxas (¿se acuerdan ustedes de Abraxas?), esperando a Imanol Arias, a quien habían anunciado, para hacerle una entrevista. El hombre nunca apareció. Entonces era reciente su interpretación del capellán Juan Mayol en Bearn y no tenía ni treinta años. Tampoco yo, claro. Una de las abundantes ventajas de no ser nadie es que no existe ninguna posibilidad de que aparezcas en los papeles ésos.
A quien sí entrevisté fue a Núria Espert, en noviembre de 1981, en el Hotel Carlton de Bilbao (oh, no; Rotger, en modo abuelo Cebolleta). Merecidísimo su Premio Princesa de Asturias de las Artes, y no sólo por su talento, que resulta incuestionable, sino porque siempre se ha arriesgado: con directores jóvenes, con autores difíciles, con nuevas aventuras creativas.
Hablando de intérpretes sensacionales. Pocas veces he asistido a un trabajo actoral como el de Francesc Orella en La caiguda, de Albert Camus, con dirección de Carles Alfaro, que aquí vimos en una noche inolvidable en el Auditòrium, en 2002. La Sexta echa ahora, los jueves a las 22.30, la serie de factura catalana Merlí, donde interpreta a un profesor de filosofía y en la que también interviene, entre otros, la mallorquina Assun Planas. La aplicación de los pensadores clásicos a las grandes cuestiones de los adolescentes actuales, de sus familias y de la Humanidad en general. Para que luego digan que la filosofía no sirve para nada€ No se la pierdan.
La escena alternativa ha llegado al punto de representar sus textos en la casa de la gente. Es el formato Teatre domèstic, al que pertenece la comedia de Marga Arrom Què serà, serà!, con dirección de Javier Matesanz e interpretada por Catalina Rosell y Carme Serna. Se sigue representando en Universo Nucli (Plaça d´Espanya de Palma) los días 20, 27 y 28 de los corrientes, en sendos pases de 20.30 y 21.45, y al módico precio de nueve eurillos.
Dice la segunda esposa de Camilo José Cela que se siente "tremendamente decepcionada" por el programa de actos (variado y abundante) organizado para celebrar el centenario del Nobel gallego de adopción mallorquina. Sí, es otra de las ventajas inusitadas de ir haciéndose uno mayor: bastantes cosas te resultan como previsibles.
