Andreu Martín (Barcelona, 1949) ha cultivado todos los géneros literarios en una vasta producción -ya sea solo o a cuatro manos- que se acerca a los cien libros. Sin embargo, aún le quedaba una tecla por tocar: las memorias. Y eso es lo que aborda en Por ahora, todo va bien, título que toma de Steve McQueen en Los siete magníficos, cuando recrea la anécdota de un individuo que se cae del décimo piso y según pasa por los ventanales de las plantas inferiores, dice: "Por ahora, todo va bien". Es esa paradoja de opinar que todo va bien mientras te acercas vertiginosamente al golpe final, como nos comenta el autor.
Sus padres, sus tíos, Barcelona y sus calles, el anarquismo y los anarquistas, las pistolas, el music-hall cabaret Pompeya, el tango, los héroes de la juventud (Rin Tin Tin, Capitán Trueno...), sus películas fetiche, como Los vikingos, con Kirk Douglas y Tony Curtis, la llegada de TVE en 1956... Todo desfilará por sus páginas en una lectura amena que sumerge al lector en los pasos de Andreu por Barcelona y Zamora, en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado.
A los catorce años tuvo su primer trabajo como dependiente en una juguetería del barrio, pero, aunque se licenció en psicología, desde temprana edad disfrutaba como narrador de "aventis", "unos relatos donde se daba protagonismo tanto a los oyentes como a los participantes, como en un incipiente y rudimentario juego de rol. Relación con la literatura, basada en el placer de escuchar y narrar historias, sin un espacio para el sacrificio, el sufrimiento y la mística" (p.54).
Su primera novela negra, Aprende y calla, se publica en 1979. Luego vendría su éxito con Prótesis en 1980 -Premio del Círculo del Crimen-, que Vicente Aranda llevó a la gran pantalla con el título de Fanny Pelopaja. Un resultado que no agradó mucho a Andreu, pero se reconcilió con el tiempo y algunas anécdotas.
Significativo resulta cuando nos explica el tipo de novela que se publicaba en aquellos tiempos, "una novela que había decantado hacia la experimentación estructural empleando cabriolas e innovaciones tecnológicas", como nos recordaba Manuel Vázquez Montalbán. O en palabras de Juan Madrid: "Estábamos hartos de esa literatura que necesitaba veinte páginas para subir unas escaleras". Ahí comenzó una revolución de carácter popular y menos elitista. Andreu Martín nos dice que se sumó a esa revolución con placer y entusiasmo. "Una novela que expresara la realidad (...) Recuperar el gusto por la narratividad, una novela en que determinados ingredientes proporcionaran al lector la sensación de que había leído una novela y no un producto lleno de pastiches y evaluado sobre todo por elementos foráneos" (p. 202). "Bodrios de literatura seria ilegibles y que, no obstante, pasarán a la historia" (p. 108).
Los capítulos recrean lo que fue el mundo de la literatura, de la edición, de los cómic, del cine y las series de televisión desde que se inició en los aventis hasta el día de hoy. No elude abordar temas espinosos como los atentados en El Papus o en Charlie Hebdo, donde trabajadores que él conocía se convirtieron en víctimas. No faltan anécdotas casi desconocidas, como cuando el franquismo detuvo y encarceló a Vázquez Montalbán por cantar en Barcelona "Asturias, patria querida" durante las huelgas mineras de 1962. Y también se encuentra el recuerdo y el agradecimiento de su primera visita a la Semana Negra de Gijón. Luego se convirtió en un autor indispensable.
Un libro imprescindible para todos aquellos que quieran conocer, no sólo la vida de Andreu Martín, sino también la evolución de nuestro mundo literario desde el tardofranquismo hasta el hoy. Y si hubiese que buscarle una conclusión, elegiría las palabras del autor en la p. 350: "No soy un político, ni estratega, ni sociólogo, ni economista. Solo soy un contador de historias. Nada más que eso. Ni más ni menos que eso".
ANDREU MARTÍN
Por ahora, todo va bien
RBA, 384 PÁGINAS, 18 €
De momento, tot va bé
LA MAGRANA, 368 PÁGINAS, 18 €
