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Literatura

La vida como material narrativo

Nacida Natalia Levi, hija de un profesor judío y un ama de casa católica, adoptó el apellido de su marido, el intelectual antifascista Leone Ginzburg, uno de los fundadores de la editorial Einaudi

Natalia Ginzburg.

La editorial Lumen ha querido celebrar el centenario del nacimiento de la escritora italiana Natalia Ginzburg (1916-1991) reeditando algunas de sus obras. En primer lugar la más famosa de la autora, la autobiográfica Léxico familiar; seguida por la colección Las tareas y de casa y otros ensayos y por la novela Todos nuestros ayeres; tres libros que retratan muy bien la variedad y capacidad literaria de esta palermitana ligada a Turín y a Roma, nacida Natalia Levi, hija de un profesor judío y una ama de casa católica que adoptó el apellido de su marido, el intelectual antifascista Leone Ginzburg, uno de los fundadores de la editorial Einaudi, en la que la escritora trabajó durante años.

La premiada Léxico familiar, publicada en 1963, es un inolvidable ejercicio de nostalgia festiva y la demostración de que cualquier periodo vital, por trágico que sea -pues recorre la infancia de la autora y se adentra en la II Guerra Mundial- puede recordarse sin cargar las tintas en el dramatismo y el morbo. Escrito con brío y un magistral empleo de frases cortas mezcladas con sentencias de los protagonistas -los mil y un familiares y amigos de los Levi- su técnica recuerda a una joya del humor, El papel de mi familia en la revolución mundial (1969) del yugoslavo Bora Cosic, que también aboga por la ternura y la ironía por muy truculento que sea lo narrado.

Léxico familiar está encabezada por el progenitor, un científico huraño y fanático del montañismo, una madre paciente y una excéntrica colección de hijos, amistades y parientes que enseñan que cualquier tiempo pasado, si no mejor, al menos fue divertido.

En Las tareas de la casa y otros ensayos, que agrupa artículos de periódicos desde los años 60 hasta su muerte, el perfil biográfico de sus escritos se acentúa más si cabe y aparece la Ginzburg que reflexiona, en uno de los textos más hermosos, sobre la vejez, la infancia, momentos familiares o perfila su sensibilidad literaria en libros que le deslumbran como Cien años de soledad: "Después de leerlo me dio la sensación de haber seguido el vuelo rapidísimo e inabarcable de un pájaro, en un cielo de inacabables distancias donde no había consuelo, donde no había sino la amarga y vivificante conciencia de lo verdadero". Una ensayista que reflexiona sobre problemas de su tiempo como la creencia en Dios o el derecho al aborto y que dedica algunos de los retratos más conmovedores a la memoria de dos grandes amigos: Pavese y Calvino.

Por último Todos nuestros ayeres, con traducción de la novelista Carmen Martín Gaite, es una historia familiar ambientada en un periodo muy similar al de la autobiografía de Ginzburg y en el que vuelven a aparecer rasgos presentes en su obra como la lucha antifascista, el trazo cómico de bastantes de los personajes y la guerra como telón de fondo. Una apasionante historia centrada en la aparentemente frágil Anna, una niña que irá madurando mientras Europa vuelve a caer en la locura de una nueva guerra mundial. Prosa sencilla con ecos de la vida de la autora y un aire melancólico que no pierde la sonrisa.

NATALIA GINZBURG

Léxico familiar

Traducción de Mercedes Corral

LUMEN, 272 PÁGINAS, 19,90 €

Las tareas de casa y otros ensayos

Traducción de M. Corral y F. Company

LUMEN, 448 PÁGINAS, 22,90 €

Todos nuestros ayeres

Traducción de Carmen Martín Gaite

LUMEN, 360 PÁGINAS, 20,90 €

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