¿"Malos tiempos para la lírica", como expresaba Bertolt Brecht en su conocido poema? Sin duda, pero las lecciones del pasado sirven para la resistencia en el presente.
Balada en la muerte de la poesía sostiene sus veintidós secuencias sobre una sencilla línea argumental: la noticia de que la poesía ha muerto repetida en las televisiones, las llamadas en el contestador telefónico, las oscuras circunstancias de la muerte, el velatorio, las necrológicas y el entierro, el regreso a casa en un fantasmal ambiente urbano de desolación y miedo y el poeta comenzando a escribir el poema que el lector tiene en sus manos y que culmina con una luz de esperanza y un homenaje a los poetas más queridos -Otero, Alberti, Salinas, Cernuda, Gil de Biedma, Ángel González, Luis Rosales: "A puerta cerrada abro un cuaderno, le pido un esfuerzo a la tinta y a los desfiladeros, me doblo y me desdoblo para estar a la altura de todo lo tachado, oigo la música de una verdad fieramente humana, observo sus circunstancias, me busco y empiezo a escribir estos retornos de lo vivo lejano, este largo lamento, esta desolación de la quimera, estos poemas póstumos, estas palabras sin esperanza y con convencimiento, esta casa encendida, esta balada en la muerte de la poesía".
Mediante la fusión del lenguaje cotidiano y el raudal de imágenes que se amplifican, abordan lo colectivo y alcanzan un ámbito abstracto, general, el poema se abre a una diversidad de motivos que responden a los temas constantes de la escritura de García Montero y a la cuestión central de toda reflexión sobre el papel de la poesía en este tiempo: su desaparición volvería aún más trágicos el deterioro de la sociedad democrática, el sentimiento común de soledad, la incomunicación de los individuos en medio del ruido atronador de los programas de televisión.
Imaginar que la poesía, vieja amiga, ha muerto deja más al desnudo todavía la conciencia colectiva de desamparo: "Utilidad, mercantilismo, demanda, eficacia, nuevos tiempos, caracteres, prisa, cambio de época, ayer. Es el vocabulario de esta muerte". García Montero va trenzando el análisis de su propia intimidad, la vida y la muerte de los sentimientos comunes -"al pie de todo amor están las hojas secas"-, la lección de los poetas a lo largo de la Historia, la intemperie, en fin, de la que nace la poesía. Acuden a su conversación los nombres de viejos amigos muertos -Ángel (González), Rafael (Alberti), Javier (Egea), Jaime (Gil de Biedma), José Emilio (Pacheco)€- "que todavía queman con la palabra en la mano". Y acuden también, dando cuerpo a la amplia reflexión sobre el necesario renacer constante de la palabra poética los otros grandes maestros invocados: Rubén, Lucrecio, Manrique, Borges, Baudelaire, Garcilaso, Lorca, Antonio Machado, Neruda, Ajmátova, Szymborska€ además de Oscar Wilde, a cuya "Balada de la cárcel de Reading" se alude en el título y en su veredicto: "Una pantalla de televisión siempre repite lo que dice hasta convertirlo en escombro y en botella vacía. Los hombres matan todo lo que odian. Los hombres matan todo lo que aman".
Complementan esta cuidada edición los estremecedores dibujos del pintor granadino Juan Vida que acompañan cada una de las secuencias y cuyos torturados rostros anónimos dialogan con ellas desde "una angustia que habla, cuadro a cuadro, de la angustia del hombre que, perdido el corazón, ve cómo se le abre la tierra bajo los pies", como afirmaba el pintor en una reciente muestra de su obra. Balada en la muerte de la poesía es un texto muy particular, nuevo en la trayectoria del poeta y al tiempo genuinamente suyo. Uno de esos libros importantes en la obra de un poeta.
LUIS GARCÍA MONTERO
Balada en la muerte de la poesía
Ilustraciones de Juan Vida
VISOR, 64 PÁGINAS, 18 €
