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Poesía

El dictado de la esencia

La huésped de Mallorca Claribel Alegría publica su antología poética en ´Pasos inciertos´

Claribel Alegría con Cortázar, su invitado en Mallorca.

Una vida de entrega volcada en la palabra se resume en Pasos inciertos, de Claribel Alegría (Estelí, Nicaragua, 1924), una antología personal que va desde 1948 hasta el 2014, prologada por Benjamín Prado, que distingue a una voz preclara que porta el verso en forma de susurro. Claribel Alegría describe así sus primeras incursiones literarias: "Al comienzo, de pequeña y adolescente, mi poesía era muy íntima, de búsqueda a mí misma. Más tarde, ya en Chile, empecé a ver de forma irónica a los que me rodeaban y a burlarme de mí misma. Con la revolución cubana me di cuenta del sufrimiento de mis pueblos y que con la palabra podía hacer algo, pero siempre cuidándome mucho de no caer en la poesía panfletaria. Ese fue un despertar poético y político y empecé a exteriorizarme."

Posteriormente desembarcará en España y llegará la huida de la fatalidad, una constante en su vida.

"Nos fuimos a vivir a Mallorca, un verdadero paraíso, pero en el que me sentía muy sola y rodeada de fantasmas por los que yo no hacía nada. El asesinato de Monseñor Romero me impactó profundamente y empecé a denunciar los crímenes que se cometían en Centroamérica". En Alegría subyacerá un sentido de la justicia poética en favor del débil que paga los platos rotos de la historia.

"Con mi marido, Bud Flakoll, ya habíamos escrito Cenizas de Izalco, una novela histórica que denunciaba la matanza de los indígenas salvadoreños durante la dictadura de Martínez en 1932. A partir de allí utilicé la novela y escritura testimonial para denunciar las atrocidades que se cometían y en algunos de esos libros se refleja mi poesía, pero en general no la uso para la denuncia política".

La muerte con todo el horizonte de niebla con que se manifiesta en América Latina y su disposición de mitos, será otro tema recurrente en su obra: "Un poco antes de que muriera mi marido, escribí un poema largo llamado Umbrales, que me pareció dictado y cambió mi voz. Tras su muerte empecé a adentrarme en mí misma de nuevo y medité mucho sobre la muerte y el más allá. Luego empecé a interesarme en los mitos y tanto Rubén Darío como Robert Graves me enseñaron a amar la mitología. Me identifiqué con mis personajes y les di otra voz. En esta última etapa me identifico mucho con el cosmos; soy la lagartija y la estrella; hablo en nombre de todos y todas las voces forman mi voz":

Una vida errante que ha sido productiva literariamente ya que "con el cambio de países y culturas se me abrieron nuevas formas de ver el mundo y nuevas perspectivas". Su verso protege la esencia humana irremediablemente debido a que "la buena poesía cubre con su manto a toda la humanidad". En su inicial andadura literaria se cruzó el Nobel español Juan Ramón Jiménez, una sombra alargada que delimitó su obra, como asiente: "Bajo su tutela empecé a trabajar el soneto, la décima, el romance, la orfebrería, el oficio y disciplina de la poesía. Mi obra hubiera sido más descuidada, además de darme las herramientas de orfebre, también me nutrió con buenas lecturas que influyeron en mí y que de otra forma no hubiera conocido. Siempre me decía que después de escribir un poema, debería leer en voz alta otro poema de algún gran poeta que yo respetara y luego volver a leer el mío. Eso me dio mucha humildad".

El nacer en América es toda una impronta que "marca no sólo la realidad social sino también el realismo mágico, la música del idioma, nuestro mestizaje". Claribel Alegría vivió en primera persona el boom literario latinoamericano siendo consciente de vivir un momento histórico como resume: "Estaba formado por astros sobresalientes y a mí me asombraban . Fue como una explosión latinoamericana. No se podía ignorar el instante". Si tuviera que definir aquellos autores los cataloga de "cultos, divertidos y nada solemnes". Tras esta antología la escritora se encuentra trabajando "en mi último poema que creo refleja toda mi esencia". Y una frase que ejemplifique su creación: "La poesía me dicta". Una severa revelación.

CLARIBEL ALEGRÍA

Pasos inciertos

VISOR, 391 PÁGINAS, 14 €

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