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Narrativa

Pilotando el derrumbe

Andrzej Stasiuk relata en ´Taksim´ la descomposición del viejo orden del Este

´Good bye, Lenin!´, sobre la desaparición del comunismo.

Pawel y Wladek recorren las fronteras del Este de Europa al volante de una decrépita Ducato. Su cargamento es ropa de segunda, tercera o enésima mano con la que adornar y abrigar los cuerpos de búlgaros y húngaros, eslovacos y eslovenos, croatas y serbios, rumanos y gitanos, polacos y ucranianos.

En sus andanzas hay espacio para la épica, la violencia, las confusas formas del heroísmo. Lugar para el frío, la venganza, el aturdimiento del alcohol. Y ocasión también para una grande, bellísima historia del amor como restitución. A veces, unas pocas, el éxito asoma en los cambalaches de los camaradas. Se va tirando. Se sobrevive. Se pactan treguas. Hay dinero para cosas pequeñas pero preciosas: tabaco, gasolina, el alquiler. De eso se trata. De que la Historia, que nunca absuelve, al menos no nos devore.

Y es que alrededor las cosas están cambiando. En la cronología nunca del todo precisa de Taksim, este espléndido, ineludible libro de Andrzej Stasiuk, la descomposición del viejo orden del Este redunda en una narración hecha de detalles pero que apunta a lo más hondo: preservar las fuentes de la dignidad. Testigo glacial aunque al tiempo delicado, que combina la impiedad de quien conoce la dureza de las cosas con la ironía de quien se sonríe ante sus penas, Pawel nos traslada en fragmentos temporalmente discontinuos su relación con Wladek, figura dominante y a la vez escurridiza, hombre con formas de buhonero y espíritu indomable, en quien lo prosaico y lo sublime conviven con naturalidad.

Taksim opera de este modo en un doble plano, que permite leer esta narración no sólo como la aventura de dos seres humanos, sino también como la epopeya de un mundo, el que sacudido por la desaparición de la Unión Soviética, las guerras balcánicas y la reconversión ideológica de una complejísima retícula territorial comenzó a dibujarse a finales de los años 80 del pasado siglo y aún hoy busca su espacio de definición en el entramado europeo. Pero a lo que Taksim apunta también es a otra forma de convulsión, la que provoca la tiranía de lo inútil en nombre de un supuesto bienestar, paradoja que un mercado pletórico satisface sin tregua. En aras de la fraternidad del consumo se ha destruido ya no el buen gusto, sino la sensatez. Taksim abunda en esta madeja de lo urgente, de la perpetua posibilidad, de la constante provisionalidad, encarnada en los países del Este con pasmosa fuerza, como si abandonada la férula totalitaria la gente se hubiera arrojado en brazos de otra disciplina del yugo: "Todos tendrán de todo. Mierdoso, desechable, cutre de fábrica, pero sin límite. Ninguna regla aparte de la disponibilidad, porque todo se joderá cada vez más rápido [€] Porque tendrán de todo y al mismo tiempo no tendrán nada. O sea, que otra vez alguien se la habrá metido doblada, otra vez alguien le dará por culo al pueblo, como de costumbre. Primero Río de Janeiro regalado y después una morgue". Palabra de Stasiuk, un escritor formidable.

ANDRZEJ STASIUK

Taksim

Traducción de Alfonso Cazenave

ACANTILADO, 352 PÁGINAS, 18 €

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