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Literatura/Música

Diseccionando un inmenso legado

Diseccionando un inmenso legado

La primera vez que Bob Dylan puso un pie en los estudios de Columbia, "las cosas estaban bastante adormecidas en la escena musical", según narra el propio músico en Crónicas, sus memorias. Y puede que fuera cierto, aunque lo que vino después -"pasarían años antes de que los Beatles, los Rolling Stones o los Who infundieran nueva vida y emoción al panorama", confiesa- trastocaría para siempre el mundo de la música contemporánea. En las primeras páginas de Crónicas, Dylan reconoce que a principio de los sesenta, cuando cambió Minnesota por las calles del Greenwich Village, simplemente era un tipo que "tocaba ásperas canciones folk servidas con azufre" que no encajaban "en absoluto" con lo que emitía la radio y que, además, "no tenían ningún gancho comercial". Pero algo tuvo que ver en él John Hammond, el cazatalentos de artistas colosales como Billie Holliday, Cab Calloway, Benny Goodman o Count Basie, para abrirle al joven desconocido las puertas de las salas de grabación de Columbia y editar sus primeros álbumes.

El primer disco del cantautor, titulado Bob Dylan, se grabó en dos sesiones de tres horas los días 20 y 22 de noviembre de 1961. Con este trabajo, del que apenas vendería 5.000 copias, Robert Allen Zimmerman comenzó a cimentar su prolífica carrera artística y su leyenda. Sobre Dylan se han escrito suficientes volúmenes como para llenar una biblioteca. Todos ellos aportan una especial mirada sobre el músico, la persona, el poeta, el compositor, su obra€ En el libro que nos ocupa, Bob Dylan. Todas sus canciones. La historia detrás de sus 492 temas (Blume), el periodista musical Philippe Margotin y el ingeniero de sonido Jean-Michelle Guesdon compilan toda la información disponible sobre el origen, las letras, las grabaciones y la intencionalidad de cada una de las canciones de los discos -nada menos que 36- del autor de Blowin´ in the wind, llegando incluso a ofrecer al lector datos tan curiosos como los músicos que participan en las sesiones, los instrumentos que se utilizan, las tomas que fueron necesarias o los errores que pueden escucharse en los discos. Un extraordinario trabajo de arqueología que recorre toda la trayectoria del músico, desde su primer álbum hasta Shadows in the night, editado en febrero de 2015. Los autores también se detienen en los temas descartados por Dylan: los de la conocida The Bootleg Series.

En menos de una década, Dylan pasó de ser un chico solitario con una guitarra al que le apasionaban los blues de Odetta, la voz de Roy Orbinson y la profundidad de Woody Guthrie, su gran ídolo, a consagrarse como el cantautor que puso voz y música a los grandes conflictos sociales norteamericanos de los años sesenta. Poco artistas causaron tal impacto en la segunda mitad del siglo XX como Dylan, que dotó a la música de una conciencia hasta la fecha desconocida y derribó las barreras de los géneros por los que transitó: los puristas del folk le llamaron "Judas" y los antiguos roqueros no entendían que las canciones pudieran tener un mensaje más allá del sexo y la diversión. Dylan es Dylan gracias a su capacidad de saltar convencionalismos y etiquetas. Su constante reinvención fue, y sigue siendo, su verdadero salvavidas. Aunque también su cruz, ya que nunca estuvo conforme con la etiqueta que le colocaba como "la voz de una generación" en los comienzos de su carrera.

Son incontables las curiosidades que desvela este amplio volumen en sus 700 páginas. Por ejemplo, que Don´t think twice, it´s all right se grabó en una sola toma el 14 de noviembre de 1962. Dylan la registró en solitario haciendo gala de un finger-picking a la guitarra delicioso. La melodía está inspirada en otra canción de Paul Clayton, que demandó a Dylan por plagio. La disputa se resolvió con una generosa indemnización. Para The times they are a-changin´ necesitaría ocho tomas. El cantautor abrió con este tema el concierto que ofreció en Nueva York el 23 de noviembre de 1963, el día siguiente del asesinato de Kennedy. Desde entonces, se convirtió en la canción de apertura de sus conciertos durante años.

Por su parte, Maggie´s farm, con la que Dylan enseñó al mundo su paso al sonido eléctrico, es una canción protesta contra los propios cantantes protesta y una señal inequívoca de que el cantante comenzaba a estar cansado de su posición como portavoz del inconformismo social, puesto que, por otra parte, se había ganado a pulso con composiciones como Blowin´ in the wind, A hard rain´s a-gonna fall o Master of war.

Con Like a rolling stone todo cambió. La canción más célebre de Dylan (compuesta originariamente "al piano en sol sostenido, aunque posteriormente fue transcrita a do para guitarra", según explica), trastocó los códigos comerciales y las convenciones artísticas de la época. Hasta entonces, ningún single había superado los seis minutos de duración. Arropadas por la guitarra de Mike Bloomfield y el teclado de Al Kooper, las estrofas de la canción muestran la decadencia que Dylan observaba en la sociedad de mediados de los sesenta. Tras la misteriosa "Miss Lonely" -la protagonista de la canción-, bien podrían estar la actriz Edie Sedgwick, musa de Warhol, o Joan Baez, aunque este misterio nunca se ha llegado a desvelar. La leyenda dice que Like a rolling stone se grabó en una sola toma, algo que contradice este libro. Los autores sostienen que se realizaron cinco tomas el 15 de junio de 1965, y se grabaron otros quince intentos al día siguiente. La toma cuarta de esta segunda sesión es la que escuchamos en el disco Highway 61 revisited.

P. MARGOTIN Y J. M. GUESDON

Bob Dylan. Todas sus canciones

BLUME, 704 PÁGINAS, 39,90 €

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