La última novela de Clara Usón recorre un siglo de genocidios, revoluciones y subversiones, desde la política derivada de los 1920s hasta el mundo adolescente del internet. Hay tres ejes narrativos: la revolución de 1930 en Jaca, los antecedentes de la Guerra de los Balcanes y las relaciones interpersonales en la España contemporánea. Juan Goytisolo resume la novela, de manera atinada y concisa, en la solapa de la cubierta: "un texto literario en el que pasado y presente se funden con sabiduría y abarcan una historia centenaria de afrentas".
Este entramado de agravios y ultrajes nos enfrenta a nuestras debilidades, a la insensatez de un presente que no quiere recordar las crueldades del pasado inmediato y que se rasga las vestiduras con la paja en el ojo ajeno. Usón nos interpela en cada página; no hay escapatoria posible: la exposición constante a la falta de lógica de todos los discursos que nos rodean va derribando, implacablemente, nuestras defensas como lectores. Que la narración se ajuste a hechos y nombres que podemos encontrar en los libros de historia no hace sino acentuar nuestra incomodidad.
La autora imbrica sus líneas narrativas de manera tal que cambia de época y de personaje de un párrafo a otro, incluso, en ocasiones, en el mismo párrafo, sin transición, pero sin cambiar de asunto; una palabra que encaja perfectamente en la experiencia de un personaje sugiere algo distinto pero también acorde a la vida de otro. Un sargento de 1930, abrumado por lo que acaba de vivir, "no podía dejar de admirar a ese capitán intachable y al tiempo, en secreto, le mentaba a la madre. / A la niña su madre la tenía intrigada y un poco inquieta", confiesa la protagonista de 2011 a renglón seguido, conectando épocas y personajes por medio del mismo sentimiento
Esta concatenación nos permite seguir no sólo el desarrollo histórico del tema en cuestión, sino también considerar diferentes puntos de vista al respecto. Asusta seguir las vueltas y recovecos que siguen los argumentos a fin de justificar aquellas decisiones que más convienen en cada ocasión; muy pocos personajes son honestos consigo mismos y consecuentes con la ética de su profesión o condición. Así, nos encontramos con políticos y militares traidores a la palabra dada, cónyuges mentirosos, gigolós, empleados serviles, sacerdotes crueles y, en general, una muestra social donde prima el dinero y la promoción personal, porque "¿Qué se puede comprar con el honor? ¿Cuánto vale el honor?: lo que alguien pague por el deshonor, pero el honor de personas ordinarias no tiene quien lo compre".
A pesar de las historias cruentas y falsarias que se narran, hay mucha ironía e, incluso, algo de humor, siempre para subrayar la primacía de quienes ostentan el poder, ya que "quizá el pueblo no esté a la altura de los revolucionarios dispuestos al sacrificio para salvarlo". Aún así, los iluminados se suceden, en el espacio y en el tiempo, creando "una culpa inmensa, una culpa tan grande que no cabe en ningún sitio", pero sí cabe en la Historia, donde viven todas las historias.
El título de la obra es apropiado tanto para entender el valor como sinónimo de honor, como para sopesar el precio de las personas. Usón no deja lugar a dudas de que los nadies de este mundo, según definición de Eduardo Galeano, no tienen ni honor ni valor, aun cuando sean indispensables para sostener los acontecimientos de la Historia y de las historias cotidianas. Al final de la novela, entendemos que valor es lo que necesitamos para enfrentarnos a nuestro tiempo, pasado, presente y futuro.
CLARA USÓN
Valor
SEIX BARRAL, 317 PÁGINAS, 19 €
