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Historia

La tramposa equidistancia ante la Guerra Civil española

El libro de Arturo Pérez-Reverte sobre la contienda, orientado a los jóvenes, incurre en algunos de los errores que intenta subsanar y no consigue su propósito de dar una visión más adecuada del conflicto

El escritor, periodista y académico Arturo Pérez-Reverte.

Arturo Pérez-Reverte nos cuenta en el prólogo de este libro las motivaciones y consecuentemente la finalidad que le han llevado a escribirlo: La Guerra Civil contada a los jóvenes (editorial Alfaguara , 2015). Al caer en sus manos un libro de texto de Historia (no dice para qué nivel y curso) y ver el trato sesgado y el bajo nivel con que se trataba en sus páginas el tema de la Guerra Civil, tomó la decisión de escribir este libro sobre el conflicto con el nivel y tratamiento que él consideraba que era el adecuado para nuestros jóvenes en un intento de " (€) evitar que tan desoladora tragedia vuelva a repetirse, es conveniente recordar cómo ocurrió. Así, de aquella desgracia podrán extraer conclusiones útiles sobre la paz y la convivencia que jamás se deben perder"

Más allá de la inconcreción del nivel para el que estaba escrito el texto que le suscitó la motivación de escribir este libro, y de su evidente desconocimiento del adecuado y ajustado tratamiento al nivel y curso de los alumnos de la Enseñanza Secundaria y Bachillerato con que otros muchos textos tratan nuestra Guerra Civil, se puede aceptar en cierto modo su opinión que el conocimiento de nuestros jóvenes sobre la contienda civil de 1936-1939 es bastante deficiente. Por cierto, con el nuevo plan educativo del PP que implementó aquel desastroso ministro de cuyo nombre los españoles no quieren acordarse, no es difícil prever que esa ignorancia aumentará aún más sin duda. De ahí que (al margen que ya hay excelentes aproximaciones divulgadoras al tema. Les recomiendo, por ejemplo, la excelente versión del libro de Julián Casanova: España partida en dos. Breve historia de la Guerra Civil española) su propósito podría haber sido pertinente si realmente hubiese acertado con su versión. Pero, en mi humilde opinión de profesor de Historia e historiador, no sólo no ha logrado su propósito, sino que su libro cae incluso en algunos de los errores que trata de subsanar.

El contenido del libro se desarrolla a través de 30 pequeños capítulos en los que el autor desarrolla su visión del conflicto, dedicando la primera parte de ellos a tratar los aspectos generales: causas, represión, apoyos internacionales€ y la segunda al desarrollo militar de la guerra.

Su propósito está ya viciado de inicio cuando apunta, como hemos visto, que su objetivo no es otro que contar "cómo sucedió la guerra" y no explicar "las causas del conflicto" cuyo elemental análisis seria el que le llevaría a una ajustada versión de quiénes fueron los responsables y cuáles los verdaderos motivos para levantarse contra un Gobierno legalmente constituido por parte de los vencedores. Desde ese equivocado planteamiento inicial, toda su versión de la Guerra Civil es un tramposo ejercicio de equidistancia entre los dos bandos que no responde a la realidad histórica y que aparece en muchos aspectos interpretado en clave del reciente revisionismo con que ha tratado cierta "historiografía" el conflicto.

Es cierto que Pérez- Reverte no niega la legitimidad democrática del bando republicano, pero al apuntar que nuestra Guerra Civil no fue sino un enfrentamiento en España de las dos ideologías dominantes en aquel momento en Europa, los fascismos y el comunismo soviético, no incide en el hecho fundamental de que el levantamiento militar fue una reacción de clase encabezada por parte del Ejército y apoyada por la Iglesia española para revertir las reformas de modernización que había acometido la Segunda República. Reformas que suponían socavar el poder e intereses económicos de la élite económica y política que lo habían detentado hasta entonces en nuestro país. La equidistancia en este aspecto entre ambos bandos es, pues, claramente engañosa. La razón democrática y los intereses generales de la mayoría de la población española, que padecía una grave situación de pobreza e incultura, los defendía, pues, el bando republicano y no el "nacional", como se le denominó por los vencedores con una gran carga ideológica

Tramposa equidistancia también cuando equipara las represiones que llevaron a cabo uno y otro bando. Es cierto, como apunta nuestro novelista, que las hubo en las retaguardias de uno y otro bando y que en el caso del republicano la que se ejerció sobre los sacerdotes y religiosos fue realmente cruel y amplia. Pero a pesar de ello no se pueden equiparar una y otra. Porque en el caso del bando sublevado tuvo un claro y expresamente reconocido matiz estructural e institucional, mientras que en el bando republicano fue fruto de los desmanes y desórdenes incontrolados de sectores de la población que lo apoyaban.

Tramposa equidistancia, en fin, cuando se refiere al apoyo internacional que recibieron ambos bandos sin hacer mención de que esa ayuda fue netamente superior en cantidad y calidad en el caso del bando sublevado que comenzó ya desde el inicio con el apoyo de Alemania en el paso del ejército sublevado del norte de África a la península.

Transmitir a los jóvenes que ambos bandos fueron iguales en legitimidad democrática, razones y atrocidades es no ajustarse a la realidad histórica y perder la potente virtualidad educativa que el estudio de la historia de nuestra Guerra Civil debe tener para los jóvenes, a los que se debe educar en los valores democráticos y en los valores de la igualdad y la justicia social. Y esto no se consigue desde luego con una falsa equidistancia entre uno y otro.

ARTURO PÉREZ-REVERTE

La Guerra Civil contada a los jóvenes

ALFAGUARA, 144 PÁGINAS, 17,95 €

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