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Narrativa

Un secreter femenino

Hay novelas que son un bodegón naturalista. Otras asemejan el retrato de un drama o de inquietante misterio. Y algunas  simbolizan un cuadroescénico con un trampantojo que conduce al fondo de un secreto

Un secreter femenino

Todas, en cierto modo, son un mapa impreso en el que generalmente hay una ciudad y una casa en miniatura. Ambas las habitamos y las recorremos, sin ser conscientes de hacerlo, y jugamos con sus personajes entre los dedos conforme nos adentramos en sus calles en sus sombras, y le tomamos el pulso al latido de sus vidas. Ignoro si Jessie Burton pensó en estas cosas cuando pergeñó la historia femenina de la sociedad holandesa del siglo XVII de su primera novela. Un intenso relato de amor, sexo, hipocresía y codicia sobre la búsqueda de la identidad. Y también un hermoso tapiz acerca de la mujer y del enjambre de emociones y fuerzas que la conforman en su relación con el matrimonio y la sociedad. Estos son los pilares y las piezas, al igual que los recintos y alcobas, de La casa de las miniaturas, traducida al español por Carlos Mayor Ortega.

¿Se imaginan una novela dentro de un museo? Hay una en el Rijksmuseum de Ámsterdam. Una casa en miniatura de Petronella Oortman. Armarios, anaqueles, obras de arte en las paredes y objetos -elaborados por 800 artesanos- enriquecen este pequeño escenario/espejo donde sucede la trama de la protagonista de igual nombre. Una joven Nella Oortman ante la casa que abre sus puertas en la pujante Ámsterdam de 1686. Noble y recién casada por acuerdos familiares con un exitoso comerciante, Johannes Brandt, sin intuir que su cuñada Marin -una mujer impenetrable, ambigua y de fuerte carácter- ha decidido no hacerle fácil su ingreso en el entorno afectivo ni en la mansión. ¿Le suena? Jane Austen nos susurra al oído la rivalidad entre mujeres. El único apoyo que obtiene la joven de su esposo, ausente en viajes y desinteresado de sus deberes conyugales cuando regresa, es una hermosa casa de muñecas. La copia perfecta de la mansión para que la amueble como una manera agradable de ir adaptándose a su nuevo hogar. Este regalo que parece fijarla en la ingenuidad de su edad no es un obsequio inocente. Un misterioso miniaturista empezará a enviarle piezas que, de algún modo, le revelan los secretos que ocultan su propio marido y Marin, la coleccionista de objetos exóticos, y su amor prohibido. Un juego que desvela el pasado y descorre los visillos del futuro, permitiendo igualmente ver el alma de la sociedad de una capital en el apogeo comercial de su Siglo del Oro pero reprimida en sus convencionalismos morales.

El tiempo madura la fruta. También a las personas. Igual que le ocurre a la protagonista que irá creciendo en ese entorno donde otras mujeres tejen sus historias. Cornelia, la criada con ojo secreto, y la propia cuñada, dura e independiente en un universo que la encadena al poder del hombre. Unos ricos personajes psicológicos, definidos con detalles y claroscuros, acompañados por la fuerza de Otto, otra criatura rebelde que no se doblega. Todos ellos componen las piezas de este thriller histórico en torno al concepto de que cada mujer es la arquitecto de su vida y cuyas páginas abordan la hipocresía, la fuerza del racismo, la corrupción, el influjo de las apariencias y del miedo, la vieja y permanente tensión entre la tradición y la modernidad, los deslizamientos entre los remordimientos y el deseo, tamizado todo bajo la belleza plástica de las descripciones, tanto de época como de piezas y obras de arte. No faltan tampoco aromas, atmósferas, lenguajes del amor y del sexo y la complejidad psicológica de sus personajes. Criaturas de carne y hueso a la vez que fantasmas de porcelana que nos llevan por la plaza Dam, el barrio Rojo o la calle Kalverstraat, convirtiendo también al lector en otra miniatura de esta Ámsterdam de papel reducida a una apasionante casita de muñecas en la que no falta la magia. Narrativa, claro.

JESSIE BURTON

La casa de las miniaturas

Traducción de Carlos Mayor Ortega

SALAMANDRA, 448 PÁGINAS, 19 €

La casa de les miniatures

Traducción de Josefina Caball

AMSTERDAM, 448 PÁGINAS, 19,90 €

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