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Cómic

¡Muy alteradas!

Viñetas de Maitena.

Básicamente nos recuerda que todo el mundo tiene un pasado. El volumen Lo peor de Maitena (Sudamericana, 2015) agrupa la primera producción de la humorista argentina, que no tiene mucho que ver con lo que sabíamos de ella, o quizás sí. Si entre sus Mujeres alteradas abundaban las separadas sin complejos ni pelos en la lengua, lo que aquí se nos muestra es algo así como su prehistoria. Ya saben, "de aquellos polvos...". En sentido literal.

Llaman la atención los grafismos, ochenteros a más no poder. A veces tienen algo de la limpieza de Altan pero sobre todo recuerdan las mejores etapas de El Víbora, el Cairo o el Madriz. Una línea muy morbosa, un rotring que se emborracha con los detalles del escenario pero que busca la limpieza en los personajes, todo ello sazonado con manchas negras de alto contraste. Recuerda a no pocas dibujantes de la época, como Ana Miralles cuando comenzaba, que también dibujó relatos demasiado calientes como para enseñárselos a su familia. Pues esto es muy parecido, con chicas que recorren la noche y se pasean de un garito al siguiente mientras retozan con ellos y ellas apurando unos placeres siempre un tanto decadentes. Hay pinceladas de serie negra pero nadie se las toma muy en serio. Lo que cuentan son los cuerpos y sus partes más íntimas, que se muestran con esquiva elegancia. Todo es tan sutil como la deprimente adaptación de Historia de O, para entendernos. Tiene mucha gracia por su torpeza y evidente falta de madurez.

En realidad lo que más sorprende del volumen no son esas historietas iniciales en las que Maitena se parece más a otras autoras que a ella misma. Eso rápidamente se asume como producto de una época y listo, pecados de juventud perfectamente comprensibles y hasta divertidos. Lo que resulta más chocante son las planchas de La Fiera, una de sus series para la revista Sex Humor, donde el estilo ya recuerda y mucho al que luego se convertiría en el "oficial" de la autora. Línea abierta, aspecto humorístico, sin viñetas y con la gestualidad facial y corporal que la caracteriza. Pero en lugar de contársenos anécdotas con la compra o con los deberes de los niños se nos relatan las andanzas de una ninfómana, cuyas puertas siempre están abiertas. La primera plancha es brutal. La protagonista nos explica que se dio cuenta de que era fea desde la infancia. Nadie le hacía caso hasta que un día descubrió que estaba muy buena. Desde entonces se dedica a tirarse a todo lo que se mueve. Y de eso van todas las historias, repasando los infinitos tópicos erótico-masculinos, del soldado al marciano pasando por el fantasma o el adivino. Más allá del planteamiento inicial, lo cierto es que la dibujante mantiene la simpatía que la caracteriza y los episodios tienen una indudable gracia. En fin, es una rareza, pero si le gusta Maitena, debería de echar un vistazo a sus orígenes. Déjese la gabardina puesta.

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