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Tinta fresca

A los pies de la letra

Jonathan Lethem, completador del libro. David Shankbone

Triste aunque tal vez inevitable destino tuvo la obra literaria de Don Carpenter, fallecido en 1995. Su primera novela, Dura la lluvia que cae, se publicó en 1966 pero no fue hasta 2009 cuando tuvo el reconocimiento que se merecía. Diez años después de su suicidio se encontró entre sus archivos el manuscrito de una obra inacabada, Los viernes en Enrico´s. El libro estaba muy avanzado y para completarlo se recurrió a otro buen novelista y admirador de Carpenter, Jonathan Lethem, que relata en un ilustrativo apéndice en qué consistió su labor, una respetuosa edición del original en la que hay muy pocas líneas de su propia cosecha. Los que fueron hechizados por la primera apuesta a todo o nada de Carpenter tienen aquí una oportunidad irresistible para encajar algunas piezas más en el incompleto puzzle de un autor de vida tormentosa y atormentada, que le llevó de las moquetas de Hollywood a un vía crucis de enfermedades que precipitarían su final. No es difícil adivinar que el escritor, al que seguramente hubiera hecho sonreír sarcásticamente el éxito crítico del que ahora goza, se planteó la escritura de esta novela como una especie de despedida, de testamento. De ajuste de cuentas también. De ahí el tono crepuscular de una prosa siempre directa y punzante, sin artimañas ni florituras, de mirada despiadada a veces y otras compasiva, llena de desconsuelo pero sin que la amargura termine por imponerse. No del todo, al menos. ¿Sería demasiado audaz comparar a Carpenter con Scott Fitzgerald, otro cautivo de Hollywood de talento destrozado que dejó inacabada El último magnate? Sus estilos, en cualquier caso, son bien distintos, aunque ambos hablen de hermosos y malditos. Personajes, en este caso escritores, que a lo largo del tiempo luchan por asomar la cabeza en el paisaje literario, algunos de ellos dedicando tanto tiempo a crear como a alcanzar el éxito (vivir de su oficio, ser guionista cotizado) cuando la literatura aún tenía cierto peso en la sociedad y publicar un libro no estaba al alcance de cualquier pazguato. Carpenter hace en su excepcional novela todo un repaso a las muchas y dispares formas de entender el acto de escribir y rasga las vestiduras del mundillo literario, con sus modos exhibicionistas y sus modas volanderas, lleno de impostores pomposos de todo ripio y condición, un hábitat extraño donde el verdadero talento suele quedar sepultado bajo las lustrosas apariencias de quienes han logrado tener una imagen que encaje en las vitrinas vistosas y estériles de la época.

Carpenter escribe de cosas que conoce muy bien pero, al final, la escritura y su entorno es solo un escenario donde se deja a la intemperie todo el trasiego emocional e intelectual del ser humano. El desgarro de las relaciones, la erupción zafia de los egos, la caída en picado hacia el fracaso, la muerte de las ilusiones, el constante fervor que algunos sienten por la traición (a sí mismos, a los demás)€ Una joya. Atención, editores: esperamos ansiosos a que alguien se atreva con A couple of comedians, una novela sobre Hollywood que no debería permanecer inédita aquí ni un año más.

*DON CARPENTER

Los viernes en Enrico´s

Traducción de Javier Gutiérrez

SEXTO PISO, 400 PÁGINAS, 20 €

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