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Narrativa

Espiando vidas desde un tren

Uno de los grandes éxitos editoriales de los últimos tiempos. Una joven con problemas con el alcohol espía vidas desde su tren. Pero un día ve algo que interpreta como un posible crimen

Paula Hawkins, junto a un vagón de ferrocarril.

La británica Paula Hawkins se ha marcado uno de los grandes éxitos editoriales de los últimos tiempos con La chica del tren, un adictivo relato de intriga que lidera desde hace meses las listas de ventas de medio mundo. La novela relata las andanzas de la treintañera Rachel, que todos los días viaja diariamente en tren a Londres y que desde su asiento presencia diversas escenas que interpreta como las del posible asesinato de una mujer. El problema de Rachel es que su inestabilidad emocional, su alcoholismo y su creciente voyeurismo la hacen una testigo muy poco fiable para la policía, lo que la obligará a tomar ella misma las riendas de la investigación. Hawkins, periodista reconvertida en escritora, que hasta ahora sólo había publicado algunas historias románticas, reconoce su fascinación por autoras como Patricia Highsmith (Extraños en un tren) aunque la crítica también ha emparentado su exitosa novela con Perdida, de Gillian Flynn.

Al margen de estas referencias, lo cierto es que La chica del tren irremediablemente engancha y se devora casi de un tirón, algo a lo que contribuye tanto la estructura del relato -que salta continuamente en el tiempo y que está narrado desde la perspectiva de varios personajes- como por la personalidad de su, por otro lado, desgraciada protagonista. Sus problemas de memoria originados por el abuso del alcohol hacen de su investigación un laberinto que mantiene al lector enganchado hasta el final. Hawkins juega además muy bien sus cartas, dosificando la información dada al lector sobre la propia Rachel, su periplo vital y los sucesos que investiga. La autora afirma que el recurso ambiental de los viajes cotidianos en tren, sobre el que se desencadena la acción, parte de su propia experiencia de vida.

"Tiene su origen en los viajes que realizaba a diario al centro de Londres. Durante algunas partes del trayecto, mi tren pasaba realmente cerca de los hogares de algunas personas, y siempre me gustaba ser capaz de echar una mirada dentro e imaginar cómo eran sus vidas", apuntó Hawkins durante el viaje de promoción a España hace dos meses. La novela está escrita en un lenguaje sencillo y directo, sin ninguna floritura, lo que impulsa a devorar sus páginas casi sin descanso. La autora también se esmera en recrear la psicología de todos sus personajes, en especial los femeninos. Destaca por supuesto el de Rachel, cuyos problemas con el alcohol, su ruptura matrimonial y sus frustrados deseos de ser madre la llevan a espiar las vidas de otros desde su asiento del tren aprovechando el paso del convoy por las diferentes barriadas del extrarradio londinense. Hawkins ya ha adelantado que, el parecer, la novela será llevada próximamente al cine y que estará protagonizada por Emily Blunt. En fin, un éxito en toda la regla y un libro muy entretenido.

Paula hawkins

La chica del tren

Traducción de Aleix Montoto

PLANETA, 496 PÁGINAS, 19,50 €

La noia del tren

Traducción de Imma Falcó

LA CAMPANA, 464 PÁGINAS, 19,50 €

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