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Narrativa

La vida en saldo

´Gracias por la compañía´, la muestra más reciente de la narrativa breve de Lorrie Moore

Lorrie Moore.

Dieciséis años ha dejado pasar Lorrie Moore antes de prolongar aquella obra maestra que fue Pájaros de América, una de las grandes colecciones de relatos de finales del pasado siglo. La estatura del precedente era tal que una nueva incursión en el campo de la narrativa breve exigía tomarse su tiempo. Publicados en Estados Unidos en 2014, los relatos que conforman Bark (Ladrido), libro que Seix Barral ha decidido traducir con el poco inspirado título de Gracias por la compañía, no alcanzan la rotundidad de precedentes como "Vida en comunidad", "Agnes de Iowa" o el terrorífico "Gente así es la única que hay por aquí", pero conforman un volumen de espléndida madurez, que atesora el talento de una voz decididamente propia, innegociable, y que al menos en un caso, con el relato de apertura, "Muda", toca de nuevo el cielo de la excelencia.

Si la mayoría de los relatos de Pájaros de América se aventuraban en el incierto territorio que señala el paso de la juventud a la madurez, buena parte de los protagonistas de Gracias por la compañía comienzan a ver sus cincuenta años alejarse por el retrovisor. A los caballos del tiempo, y a sus jinetes, les quedan ya sólo unas pocas paradas de postas. Esta vez no es la enfermedad repentina o el suceso traumático quienes aguardan al otro lado de la trama, sino el declive de la biología, la caída libre de los cuerpos, la supervivencia como exilio. Los fantasmas no son accidentales, sino sustanciales. No pertenecen al aliño dramático, sino que han venido para quedarse. Reclaman derechos de propiedad.

La prosa de Moore radiografía, así, los naufragios de un final de partida: maridos abandonados por sus mujeres, mujeres abandonadas por sus maridos; hijos que son rémoras, hijos que padecen sociopatías, hijos que se extraviaron en cierta noche oscura; gente que enferma y muere, gente que envejece y desaparece; discretas pero rotundas formas del desamor, la pérdida, la muerte. Entre el sarcasmo y la esperanza, sin permitirse la negación completa pero dinamitando la ingenuidad de una edad en la que aún todo era posible, Moore pasa revista a las distintas formas en que el tiempo se aquieta, se falsea y se apaga.

En un párrafo iluminador, una de sus escépticas y a la vez heroicas protagonistas advierte que la muerte se parece bastante a un catálogo de liquidación. Todo aquello por lo que un día pagamos un precio alto o, al menos, notable, ha resultado a la postre saldado por un valor en ocasiones ridículo. El problema es que, por otro lado, morimos siempre demasiado pronto, cuando aún quedan cosas por hacer y decir. Nuestra vida es un saldo, cierto, pero un saldo rabiosamente prematuro. Moore ha retratado esas ferias de ocasión en las que lo que se liquida es la propia existencia con acidez aunque sin nihilismo, como si a su mirada sobre el ser humano, que es la de un desencanto adulto, no le estuviera permitida sin embargo la total claudicación.

LORRIE MOORE

Gracias por la compañía

Traducción de Daniel Rodríguez Gascón

SEIX BARRAL, 208 PÁGINAS, 17,90 €

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