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Tinta fresca

Tras las huellas de Larsson

Noomi Rapace, ´Lisbeth´.

David Lagercrantz prolonga la saga Millenium con una novela escrita con mucho oficio, algunas variaciones argumentales y Salander a tope

La espera ha terminado: ocho años después, la rompemuros Lisbeth Salander vuelve a las andadas convertida en uno de los personajes de ficción más mediáticos de los últimos tiempos. De ahí que la publicación de la cuarta parte de Millenium se haya convertido en uno de los acontecimientos editoriales del año. Salander se quedó huérfana con la muerte de Stieg Larsson y ahora esas funciones han pasado a un autor desconocido por estos lares, David Lagercrantz, que ha tomado el testigo cambiando de mano los títulos alambicados de su colega (Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, La reina en el palacio de las corrientes de aire) por otro más filosófico, Lo que no te mata te hace más fuerte, cuyo significado ilumina una de las zonas oscuras de la hacker rebelde.

Salander sigue siendo la estrella, pues, y relega al curtido e izquierdoso periodista Mikael Blonkvist (en horas bajas) a un lucido papel de acompañante lúcido. Normal: la heroína, una mezcla inflamable de Juana de Arco anarquista e inadaptada con pintas punk, motera de infancia amarga con amor por el cuero y los piercings, conectó con lectores de variado espectro que veían en ella a una transgresora en estado puro. Con más de ochenta millones de ejemplares vendidos en todo el mundo (cinco en España), la trilogía de Larsson (fallecido en 2004 de un ataque al corazón antes de que se publicara el primer volumen) entró en el selecto club de libros convertidos en fenómeno social, junto a El código Da Vinci, Harry Potter o Cincuenta sombras de Grey, y al que se ha sumado este verano La chica del tren.

Los libros de Larsson (sobre todo el primero, el mejor y más depurado con diferencia), al margen de sus retorcidas tramas en las que se sacaban a la luz los trapos más suecos de una sociedad gangrenada y con déficit democrático, tuvieron el acierto de construirse alrededor de dos personajes potentes, sobre todo, esa muchacha a la que la realidad imitaría años después con el caso de Wikileaks y las andanzas de Edward Snowden. Elegido por la familia de Larsson para retomar la saga, Lagercrantz vivió un proceso de escritura que daría para una novela de intriga (y que se trasladaría luego a los traductores), usando un ordenador sin conexión a internet para evitar espionajes y otro para consultar buscadores.

Escritas desde la furia de un periodista que veía cómo su país pateaba los principios socialdemócratas que habían hecho a Suecia una nación admirada y ejemplar, las tres primeras novelas de Millenium disparaban a diestro y siniestro: la situación de acoso de las mujeres, los tentáculos del poder económico atrapando al político, la guerra sucia de los servicios de inteligencia, el derrumbe del periodismo como profesión que lucha por la verdad, la descomposición progresiva del estado del bienestar... Ese tono combativo, arisco y con escasas concesiones al sentimentalismo (dos seres erizados pueden abrazarse€ pero con mucho cuidado), se unía a la alianza entre dos personalidades opuestas cargadas de demonios íntimos. Siempre en estado de alerta. Larsson quiso que Salander fuera una Pippi Calzaslargas sin coletas y encolerizada. Y a la que cuesta mucho matar, como quedó claro en la tercera entrega. Ante la complicada misión de continuar con una saga tan esperada en medio mundo, Lagercrantz opta por acercar la trama al circuito del "thriller" internacional y no situarla tan cerca de las ciénagas de su país, a la sombra de la amenaza del Gran Hermano criado por los servicios de espionaje que controlan el mundo y con la inteligencia artificial incorporada a un paisaje tenebroso en las que el débil tiene todas las de perder. El trabajo de Lagercrantz es impecable y de una profesionalidad admirable, sobre todo a la hora de documentarse y aplicar la fórmula de Larsson sin llegar a ser una fotocopia. Le falta, sí, la trilita del original, pero resuelve con oficio el encadenamiento de tramas y personajes (aunque a veces se hace un poco lioso), utiliza los puntos de vista con habilidad y maneja con inteligencia los tiempos alrededor de Salander, a la que pone en todo tipo de situaciones electrizantes. Además, aporta nuevos actores muy atractivos (el niño autista, extraordinario), le da un buen repaso a cierta tendencia vulgarizadora del periodismo y exhibe musculatura de buen reportero al adentrarse en el mundo de la informática. La apuesta de Larsson por creer que el débil puede vencer al poderoso sigue ahí, y también algunos de sus defectos, como las previsibles escenas de acción, el exceso de subrayados que engorda la paginación sin necesidad, algunos brotes de humor facilón y ciertos descuidos formales que se hubieran corregido con algunas sesiones de reescritura.

DAVID LAGERCRANTZ

Lo que no te mata te hace más fuerte

Traducción de Martin Lexell

DESTINO, 656 PÁGINAS, 22,50 €

El que no et mata et fa més fort

Traducción de Marc Delgado Casanova

COLUMNA, 600 PÁGINAS, 22,50 €

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