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Educación

UIB, 40 aniversario: Los alumnos diseccionan el futuro

Tres alumnos, presidente y vocales del Consejo de Estudiantes, exponen lo que consideran debe ser la Universidad de les Illes Balears

El presidente y los vocales del Consejo de Estudiantes de la UIB son optimistas sobre el futuro de la universidad balear. GUILLEM BOSCH

Están convencidos de que la UIB está en condiciones de convertirse en muy poco tiempo en la "universidad de referencia", que la haga suficientemente atractiva para los alumnos de las islas, con el propósito de que no deseen, si las disponibilidades económicas lo permiten, abandonarlas para matricularse en universidades de la península. Biel Bibiloni, 22 años, cuarto de Historia; Eugenia Cabrera, 21 años, segundo de Medicina, y Adrián Moreno, 24 años, cuarto de Ingeniería Telemática, son el presidente y vocales del Consejo de Estudiantes de la UIB. No pertenecen a ningún partido político, son independientes, y se nota. Dicen que en la UIB, por lo que atañe a los órganos de representación de los alumnos, se ha producido una despolitización, entendiéndo esto como que los partidos políticos han dejado de tener la fuerza que llegaron a adquirir en en épocas anteriores. Ahora, el Consejo de Estudiantes, dirigido por los independientes, es más inclusivo. Destacan que tanto las Juventudes Socialistas (PSOE) como Nuevas Generaciones (PP) han dejado de tener un papel predominante.

Los tres, cuando se cumplen 40 años de la creación de la Universidad, en 1978 denominada Universidad de Palma de Mallorca, pueden ser considerados moderadamente optimistas sobre su futuro, reconocen que hay que solventar problemas de envergadura, pero atisban soluciones siempre y cuando existan los medios económicos adecuados. Coinciden en afirmar que con una mejor financiación, que ligan, sin dudar, a un imprescindible incremento de la financiación de la Comunidad Autónoma, la UIB podrá hacer frente con éxito a lo que se quiere que sea.

Bibiloni considera que la UIB se halla inmersa, "a nivel académico", en una fase, "un proceso cambiante e inestable", en el que, destaca, se ha conjurado el peligro de que se instaurase lo que denomina "tres más dos" o lo que es lo mismo: la reducción en un año de las licenciaturas para incrementar en otro los estudios de posgrado. Asegura que de haberse hecho, se amenazaba seriamente la calidad de los estudios universatarios. Para Cabrera una de las dificultades de su Facultad, la de Medicina, es la de hallarse fuera del campus, en el hospital de Son Espases, distante uno tres kilómetros, lo que deriva en una falta de espacio muy necesaria. Mientras que para Moreno, que coincide con Bibiloni, la UIB está transformándose, un proceso que, "para bien o para mal, requiere de una "reflexión profunda" para saber qué es lo que debe de hacerse en el inmediato futuro. La estudiante de Medicina interviene para asegurar que es imprescindible "intentar escuchar a los estudiantes", al tiempo que quien cursa cuarto de Historia afirma tajante que la UIB "se está consolidando como agente fundamental de la sociedad de las Balears".

¿Cuál es el inmediato futuro que le aguarda a la UIB? Eugenia Cabrera precisa que una de sus características más sobresalientes es la de que "hace todo lo que puede con los recursos que están a su disposición", añadiendo que para que se pueda avanzar se requiere "más financiación", que, a su vez, como antes ya han destacado, va ligada a una sustancial mejora de la financiación de la Comunidad Autónoma. Además, destacan, al unísono, que debería plantearse una reducción en el precio de las matrículas, que consideran demasiado caras.

Universidades privadas

Al preguntarles si creen que el Gobierno del PP favorece las universidades privadas en detrimento de las públicas, responde Bibiloni que en Madrid probablemente es así, pero que en Balears no sucede lo mismo, y afirma que es imprescindible garantizar un buen sistema de enseñaza público, porque, en caso contrario, como ocurre con la sanidad, se impone la privada. "Todo gira en torno a la financiación", reitera Moreno, ya que, dice, de haberla adecuada, en el caso de la UIB se podría apostar con decisión por los programas de investigación propios, "que se ha demostrado que están a un nivel muy alto".

En este punto surge la cuestión del máster presuntamente fraudulento concedido por la Universidad Rey Juan Carlos a la presidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes. Adrián Moreno considera "inadmisible" lo sucedido, dice que es "increíble" que con todos los procesos informatizados no se dé una repuesta que aleje las dudas; añade que por lo que se ha visto hasta el momento, tiene la percepción de que se ha cometido un fraude. Biel Bibiloni comparte una opinión similar: "si se confirma el fraude es una vergüenza y debe dimitir de inmediato". Ambos también aducen que en la Universidad pueden existir responsabilidades. Eugenia Cabrera rechaza dar su opinión sobre el asunto.

Los tres universitarios ponen sobre la mesa la cuestión que ya se suscitó cuando se procedió, cuatro décadas atrás, a crear la Universidad: ¿debería ubicarse el campus en el centro de Palma?¿Es conveniente reabrir ahora un debate que quedó cerrado en su día? La opinión que, con matices, los tres comparten es la de que es necesario ser "cauteloso", que a Cort, al ayuntamiento de Palma, puede interesarle para que el centro de Ciutat se dinamice, pero, aducen, con las condiciones en las que se ha planteado la oferta, es mejor dejar las cosas como están, puesto que tanto el Estudio General como Can Oleo son dos edificios que no reúnen las condiciones necesarias. Consideran adecuada la actitud que ha adoptado el rector Huguet, quien es partidario de dejar los estudios, las facultades, consolidados en el actual campus y estudiar la posibilidad de que los de nueva creación sí puedan ubicarse en el centro de Palma. Otra de las razones por las que se muestran un tanto reticentes es la de que llevar facultades a Palma, a su casco urbano, lleva aparejado "disgregar" el campus, a lo que hay que añadir que no se dispone de la infraestructura adecuada para hacerlo razonablemente, porque, entre otras dificultades, está la de la movilidad.

Carencias

Eugenia Cabrera inerviene para precisar que tiene una visión del asunto derivada de que su Facultad, la de Medicina, está "en otro sitio", en el Hospital Universitario de Son Espases, donde estudian 120 alumnos, y de que su carrera se prolonga durante seis cursos. Afirma que por el momento carecen de la infraestructura necesaria para que las clases puedan impartirse aceptablemente. Considera "inviable" cursar los seis cursos en las actuales condiciones, a lo que hay que sumar que el parking es de una concesionaria privada. Cabrera aquí es taxativa al asegurar que "no podemos hacer vida universitaria". "Cuando salimos de la clase, nos topamos con el pasillo de urgencias", lamenta.

La relación que mantienen con el rector Huguet la consideran correcta. Aseguran que "está dispuesto a escucharnos", que "tiene una predisposición favorable", aunque, matizan, "la efectividad ya es otra cosa". Aclaran que con la vicerrectora de Estudiantes Rosa Isabel Rodríguez se ha producido una "mejoría" en el trato y una mayor "efectividad" cuando se ha de dar solución a los problemas que los estudiantes plantean.

También consideran necesario ampliar la nómina de las facultades existentes en la UIB, aunque reconocen la dificultad de llevarlo a cabo sin contar con la necesaria financiación. Dan prioridad a mejorar las actuales facultades para con posterioridad proceder a la implantación de las que todavía no existen.

¿Están politizados los alumnos de la UIB? Biel Bibiloni dice que el grado de politización es bajo, que son una minoría los que, por ejemplo, se han manifestado por lo de Valtonyc; para Adrián Moreno depende de la carrera que se está cursando: la politización es mayor en las de humanidades y más escasa en las técnicas. Cabrera interviene para asegurar que en Medicina no hay politización. Destacan que el Consejo de Estudiantes ha sido capaz de dejar de lado las diferencias poniendo el foco en trabajar para conseguir mejoras. "Las marcas blancas", afirma Bibiloni, las de los partidos políticos, han perdido el poder que obtuvieron con anterioridad, lo que llevó al rector a tener que interesarse en saber qué estaba sucediendo. Los independientes, que ellos representan, son los que hoy dirigen el Consejo de Estudiantes, obviando las divisiones que antes existían.

Futuro

Una Universidad "más madura y consolidada", el citado "referente" social, es lo que vislumbran para la UIB. Eugenia Cabrera lo sintetiza diciendo que "se está empezando a visibilizar la calidad que tiene nuestra Universidad", a pesar de que están por resolver problemas importantes, apuntando el del transporte, porque consideran "un desastre" el servicio que ofrece la EMT, que "en hora punta nos deja tirados". "Nos dijeron que existiría una línea gratuita y no la han puesto", lamenta Eugenia Cabrera, que en este asunto se muestra especialmente beligerante. También reiteran su queja por el alto precio de las matrículas, cuestión que no parece tener solución de no cambiar sustancialmente la financiación que recibe la UIB.

La conclusión de Eugenia Cabrera, Adrián Moreno y Biel Bibiloni es la de que la Universiad en la que cursan sus carreras tiene carencias, ha de subsanar deficiencias notorias, pero que, en esencia, es una buena universidad, que, además, podrá mejorar mucho si se dan las circunstancias que lo hagan posible, esencialmente la de disponer de la financiación que necesita para poder expandirse. Los tres reiteran la idea expuesta con anterioridad: los proyectos de investigación que se han desarrollado y se desarrollan en la UIB dejan claro que el nivel académico es alto, que puede equipararse al de otras universidades de prestigio, pero que para que sea posible seguir manteniéndolo ha de obtenerse la financiación que se precisa, la que indefectiblemente está ligada a la autonómica.

Biel Bibiloni introduce una postrera precisión: "progresivamente se está consiguiendo que el campus disponga de un entorno más natural, y eso es importante".

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