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Viajes

Taiwán, el reino de la eterna sonrisa

Es la isla más joven de asia y está repleta de picos majestuosos, colinas y llanuras creados por los movimientos tectónicos

El 75% de la población de Taiwán se concentra en las ciudades como Taipei o Kaohsiung. enrique sancho

Taiwán es el "país" más joven de Asia, aunque como tal país apenas es reconocido por dos docenas de otras naciones, sobre todo las de Centroamérica. Se encuentra en la parte occidental del "borde de fuego" del Pacífico y a un salto de la China continental. Los movimientos tectónicos continuos han creado picos majestuosos, colinas y llanuras, cuencas, costas y mil paisajes naturales.

Con más de mil años a cuestas es la más joven de Asia

Conocida como Formosa, así bautizada por los colonos portugueses, la isla y otras cercanas han estado, desde 1949, bajo el régimen político de la República de China el estado que gobernaba toda China hasta el final de la guerra civil entre el Kuomintang y el Partido Comunista de China, cuando este último se hizo con el poder en la China continental. El triunfo de los comunistas de Mao Zedong sobre los nacionalistas de Chang Kai-shek hizo que los seguidores de éste se refugiaran en Taiwán, produciéndose la llegada a la isla de unos dos millones de chinos continentales. Desde entonces ambas naciones se proclaman como la auténtica China y mantienen un cierto equilibrio inestable, sostenido por la atenta mirada de Estados Unidos. Aunque su historia es milenaria, Taiwán huele a nuevo y a limpio, muy limpio. Sus rascacielos parecen recién construidos; su capital, Taipei, recién motorizada (un millón de motocicletas se agolpan como enjambres ante los semáforos); sus carreteras, recién trazadas; sus túneles, recién excavados, y sus cadenas montañosas, recién estratificadas.

Taipei, desde el cielo y a pie de tierra

Taiwán tiene una superficie de 30.000 kilómetros cuadrados similar a la de Cataluña o Galicia, pero con más de 23 millones de habitantes -cada uno de ellos con una sonrisa permanente seduciendo al viajero-, y situada como una de las 20 potencias económicas mundiales. Con 634 personas por kilómetro cuadrado, Taiwán presenta la segunda densidad demográfica más alta del mundo, después de Bangladesh. Para colmo, el 75% de su población se concentra en las ciudades, como Taipei o Kaohsiung; algunas, encerradas entre colinas, crecen hacia el cielo en modernos rascacielos. Su símbolo más destacado es la torre 101 (léase uno-cero-uno), que con sus 508 metros de altura y 101 pisos, permite que sea visible desde muchos puntos de la ciudad y es un lugar habitual de encuentro tanto para los viajeros como para los locales.

Tecnología puntera... donde menos se espera

Taiwán tiene fama de poseer y ofrecer tecnología de vanguardia en casi todos los campos, buen ejemplo de ello es que aquí se fabrican casi todos los componentes del Iphone. Su alto nivel se comprueba a veces en elementos un tanto insólitos. Por ejemplo en hoteles como el Grand Mayfull de Taipei, o el Eastern Plaza Shangrila de Tainan se descubren en los aseos, concretamente en el inodoro. Uno se acerca a la taza del wáter que detecta la llegada del usuario y abre automáticamente la primera tapa; cuando uno se sienta en la segunda comprueba que está calentita. A un lado hay una especie de pequeño ordenador que permite regular la temperatura, arrojar agua al terminar, seleccionar tres tipos de chorritos también calientes que lavan las partes íntimas, otro chorro de aire las seca y finalmente, una vez limpio el inodoro, una luz interna permite comprobar el resultado. Lo dicho, tecnología puntera en lugares insospechados.

Comer con la nariz tapada... y aún así

En la amplísima variedad de comidas taiwanesas destaca un plato cuyo nombre lo dice todo: Stinky tofu: que traducido significa "tofu apestoso". Antes de llegar al lugar donde los venden, generalmente en los mercadillos al aire libre, su tufo insoportable lo delata, anulando cualquier otro aroma que el resto de las comidas desprende. La base es harina de soja fermentada que se fríe en aceite muy caliente y se mezcla con salsa agridulce, quedando con una capa externa crujiente y por dentro muy suave y esponjoso.

Comprar y comer en los mercadillos nocturnos

Si por algo es famosa Formosa -nombre que los colonizadores portugueses dieron a la isla- es por sus mercados nocturnos. Después de la hora de salida del trabajo o de la escuela, se llenan de gente para degustar todo tipo de platillos, comprar ropa o simplemente pasear. El espectáculo visual es único pero destaca más el olfativo. Sus calles están impregnadas de perfumes, aunque alguno impresiona desagradablemente a la nariz occidental, como el mencionado stinky tofu. En contraposición, ingredientes como el cerdo, el pato, el marisco, el arroz y la soja sirven de base a deliciosas y olorosas recetas.

Mucha naturaleza en un espacio pequeño

Pese a su pequeña extensión (400 kilómetros de Norte a Sur y 145 de Este a Oeste en su punto más ancho) es una de las pocas islas con altas montañas en la zona tropical. Dos terceras partes de su territorio están cubiertas por cadenas montañosas, favorecidas con un suelo fértil y lluvias abundantes. Su Montaña de Jade es el pico más alto en Asia al este del Himalaya. Casi el 20% de la isla está protegida y da cobijo a siete parques nacionales, 19 reservas naturales y seis reservas forestales. Los adornan playas de arena fina, ríos cortos y caudalosos y corrientes de aguas sulfurosas que nacen en manantiales termales, como las de Guanzai y Yilan.

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