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Memorias de la cocina

El atún y el bonito en la historia de nuestra cocina

El atún y el bonito en la historia de nuestra cocina

Algunas especies de pescado se han introducido a lo largo de los siglos en nuestra gastronomía, como es el caso del bacalao. Otras, sin embargo, las encontramos en los más antiguos documentos dedicados a la cocina de nuestro mar: la morena, la anguila, el salmonete, el pagel€ además de numerosas especies de moluscos y mariscos.

Una de estas especies, referenciadas ya en el libro de Marco G. Apicio, nacido el 25 aC. es la de los túnidos. Apicio recomendaba una salsa para acompañar atunes o bonitos jóvenes asados a la lumbre, a base de pimienta, levístico, menta, ruda, semillas de apio, dátiles, vinagre, miel, vino y aceite. Una salsa de gustos tan intensos induce a pensar en la posibilidad que el pescado consumido no fuera siempre fresco.

También el Llibre de Sent Soví (1324) recomienda consumir el atún, hervido o asado, acompañado de miel o arrope.

El bonito fresco que llega a nuestras lonjas suele ser la bacoreta (sarda sarda), que es el que más abunda en el Mediterráneo. Mucho "bonito del norte" no ha sido pescado en el Cantábrico, sino más bien en el Atlántico, el Pacífico o cerca de la costa australiana.

Ya en tiempos prerromanos se pescaban los atunes aprovechando su migración con entrada y salida del Mediterráneo con almadrabas, un auténtico laberinto de redes no muy alejado de la costa, pero también con curricán, caña y redes de cerco y de arrastre.

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