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Entrevista virtual

Francisco Camps: "En mi colegio no había pobres"

Francisco Camps: "En mi colegio no había pobres"

¿Qué tal, don Francisco?

La mar de tranquilo, la mar de guapo, la mar de bien.

La mar de tranquilo, ¿debería estar nervioso?

Pues no. Mi confesor me ha dicho que me absuelve. Y si me absuelve el Señor, lo que hagan los fiscales y los jueces, que son seres terrenales al fin y al cabo, me la trae floja.

Pero Correa, El Bigotes y Costa coinciden en que era usted el que organizaba todos los chanchullos en el PP de Valencia€

Todos no, ¿eh?

O sea, que algunos sí...

No, no, no, nada de eso. Chanchullos ninguno. Además que esos señores que usted ha nombrado son carne de presidio. No son gente bien, como Zaplana o yo mismo.

Sí, a uno le decía usted que era su amiguito del alma...

En primer lugar, intento ser amable. En segundo lugar, el individuo al que usted se refiere tiene una estatura bastante escueta. Por eso era un amiguito.

¿Qué tendrá que ver?

Pues que si fuese más grande estaríamos hablando de un amigote. Y mi educación impide que yo tenga amigotes.

En resumen, que es usted decente.

Decente y de orden. Tenga en cuenta que estudié en los jesuitas de Valencia, y allí no estudiaba cualquiera. Sólo gente normal, nada de pobres.

¿Y su afición por la política?

Esa vocación de servicio me vino en la facultad de Derecho, harto de ver hippies desarrapados y rojos melenudos y maleducados. Tendría que haber visto usted lo mal que vestían.

No como usted...

Yo siempre he procurado ir impecable, como todo el mundo conoce. Por no hablar de mi espectacular sonrisa.

Y de sus espectaculares trajes...

¿A que me quedan bien?

Hablando de otra cosa, dicen que llamó usted varias veces a Ricardo Costa antes de que declarara ante el juez, y que Costa no le cogía la llamada. ¿Para qué le llamaba?

Para ver qué le había puesto al Valencia en la quiniela.

¿Sigue queriendo mucho a El Bigotes?

Hay amores que matan. Pero tendría usted que haber visto las cosas que regalaba€

¿Le regaló cosas a usted?

No, no, a mí no. A mí nunca me ha regalado nadie nada. Es cierto que algunas veces me encontraba con cosas empaquetadas, pero yo no sé quién las había puesto allí.

En suma, que usted no tiene nada que temer€

Al Señor.

¿Y a la jueza que le investiga por los tejemanejes del Gran Premio de Fórmula 1 que montaron en Valencia?

Aquellos sí que eran buenos tiempos. Rita, Alonso y yo.

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