—¿Qué tal, don Gabriel?
—Ya me extrañaba que usted no se sumase al cachondeíto.
—¿Hay explicación?
—Todo tiene una explicación.
—¿Tiene explicación que yo no pueda pensar?
—Eso también. Me refería a lo de mi viaje a Punta Cana.
—Se lo ha pasado usted bien, ¿eh?
—Ni se lo imagina. A todo trapo y gratis total.
—Reconozca que siendo conseller de Turismo estaba feo.
—Todo es relativo. Estaba mucho más feo soltarle la pasta de todos a un amiguete y luego obligar a dimitir a unos cuantos segundones, y no pasó nada.
—O sea, que usted pensó que ancha es Castilla…
—Cataluña, ancha es Cataluña, no fastidie. So facha.
—¿Y no pensó usted que la cosa estaba mal?
—Claro que lo pensé, pero a Soria, que era ministro no le pasó nada hasta que le pillaron con la pasta en un paraíso fiscal, y como de eso yo no tengo nada…
—¿Nada?
—Si declaro hasta los botes de perfume, por favor.
—Y el viajecito no lo declaró…
—Pruebe usted a meter un viaje en un bote. Es imposible.
—A lo que íbamos, ¿explíqueme su viaje a Punta Cana?
—Pues primero, allí hace un tiempo estupendo. Clima tropical, no le digo más. En manga corta todo el día…
—Los motivos. Explíqueme los motivos, que me quiero reír un poco.
—Fui en mi condición de colaborador en un programa deportivo de una televisión de máxima audiencia.
—Pero si el viaje debió salir más caro que lo que recauda ese programa en tres temporadas…
—Por eso no lo pagó la televisión. Estaba todo pensado.
—¿Y no reparó usted en que era conseller de Turismo?
—Cuando uno tiene activo el chip futbolero no se piensa en nada. Y así debe ser, porque si no, no disfrutas.
—En su partido estarán contentos…
—Pues la verdad es que me la bufa bastante, pero hágame el favor de no escribir esto, que me la busca…
—Dice David Abril que le honra a usted haber dimitido…
—Es más majo. Es de bien nacidos ser agradecidos. Al fin y al cabo a todos los he puesto yo menos a Fina.
—¿Y a Fina quién la puso?
—Yo con las cosas de la Iglesia no me he metido nunca.
—Ha conseguido usted que todos los partidos políticos le censuren…
—¿Pues mire, algo positivo he hecho. Recuerda usted a todo el Parlament manifestando unanimidad en algún asunto?
—¿A qué se dedicará usted ahora?
—A dar moralinas, como siempre. En eso soy bueno.
