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Memorias de la cocina

La decadencia de la carne de pato en nuestra cocina

La decadencia de la carne de pato en nuestra cocina

Algunas culturas antiguas veneraban la gastronomía del pato y especies similares. En el Egipto de los faraones se apreciaba tanto, que en numerosas pinturas y relieves aparecen escenas que representan el engorde, el sacrificio y el despiece de estas aves. Pueden admirarse frescos y relieves en algunos de los mejores museos del mundo. En Roma, Apicio y Plinio trataron de cómo criar y guisar a estas aves.

Consta que en nuestra isla, en la Baja Edad Media, ya se consumía esta sabrosa carne junto con la de otras aves domésticas como la oca, el pavo real, la gallina o los palomos, además de aves silvestres como tordos, tórtolas, perdices, palomas torcaces y otras.

El consumo de pato doméstico ha decaído, después de haber tenido una época más o menos dorada -años setenta u ochenta del siglo pasado- cuando triunfaba la cocina francesa, el pato a la naranja, los ricos confits y el jamón de pato.

En Mallorca, apenas se crían patos y, a excepción de algunos pueblos (donde es uno de los ingredientes del arroz brut) resulta difícil encontrar su carne en las carnicerías si no es por encargo; tampoco es fácil hallarla en las grandes superficies, a no ser en envases (y precios) especiales. En las cartas de los restoranes (a excepción de los chinos), resulta casi imposible encontrar algún plato. Y no es que no exista en nuestra cocina popular alguna receta extraordinaria…

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