-¿Qué tal, don Juan Carlos?
-Llámeme Monedero no se vaya a pensar alguien que soy un monarca emérito.
-¿425.000 euros por dos estudios y una asesoría no es mucho dinero?
-Ya empezamos. No sea usted franquista, hombre.
-No, si yo sólo preguntaba…
-No preguntaba. Me estaba interrogando.
-Bueno, y ya que estamos, ¿no es demasiada pasta?
-Mis estudios y mis asesorías son oro molido.
-¿Y qué experiencias de gobierno tiene usted para asesorar gobiernos?
-A ver, que yo soy un profesor universitario brillantísimo.
-No, si lo que me extraña es que, por ejemplo, el neurocirujano más prestigioso del planeta no tiene el cuajo de pasar esas minutas a nadie.
-Yo soy mucho más brillante. Yo estoy fuera de consideración.
-¿Y sólo se lo han sabido apreciar los de Venezuela y los de Irán?
-¡Ya estamos con Venezuela otra vez!
-¿Y cómo es que sólo asesora usted a países repletos de petróleo?
-Para asegurarme de que me van a pagar.
-Dice usted que mantuvo colaboraciones no contractuales con el gobierno venezolano, ¿qué es eso de no contractuales?
-Que son muy amigos míos.
-Y le pagaban dietas y mantenimiento…
-A ver, que mantener este cuerpo serrano y este cerebro privilegiado no es barato. Y este cerebro tampoco.
-Dice el director del Canal 33 que cuando usted y Pablo Iglesias trabajaban allí nunca le pagaron ni un café.
-A ese señor sólo le conocen por decir cosas feas de mí y de Pablo. Un franquista.
-Pues dice que también cobró usted en B…
-Usted es otro franquista.
-Y en el Senado parece que le apretaron bastante…
-Parecían las cortes franquistas.
-¿Conoció usted las cortes franquistas?
-Toma claro…
-Pero si cuando murió Franco usted sólo tenía 12 años.
-Pero he acudido a las mejores fuentes para que me expliquen cómo eran…
-¿Y qué fuentes han sido esas?
-Yo mismo, por supuesto.
-¿No está usted muy pagado de sí mismo?
-No estoy pagado ni por Venezuela ni por Irán ni por mí mismo.
-No sé si me ha entendido.
-¡Fascista! ¡Franquista! ¡Retrógrado! ¡Corrupto!