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Revolución de Octubre

Herederos de un centenario polémico

Tres antiguos dirigentes comunistas, Manuel Cámara, Miguel Rosselló y José Vílchez, echan la vista atrás para, un siglo después, hablar sobre la Revolución de Octubre

El comunismo fue desde 1917 uno de los ejes sobre los que han girado los acontecimientos mundiales hasta ayer mismo. En España, el Partido Comunista, fundamental en la oposición a la dictadura franquista y en hacer viable la Transición, que culminó con la Constitución de 1978, quedó herido de muerte al ser ampliamente superado electoralmente por el PSOE en las elecciones constituyentes de 1977 y barrido del mapa político español en 1982. Desde entonces, mal que bien, intentó sobrevivir camuflándose en Izquierda Unida y ahora diluido en Podemos.

Tres antiguos dirigentes comunistas mallorquines, Manuel Cámara, Miguel Rosselló y José Vílchez, el primero a lo largo de dos décadas secretario general de Comisiones Obreras y hoy todavía miembro del comité central del PCE y los otros dos exsecretarios generales del partido comunista en las Islas, se han enfrascado en un examen de lo que fue la Revolución de Octubre, de lo que supuso para el mundo, además de posar la mirada en las circunstancias que la hicieron posible y las radicales diferencias existentes entre el mundo de 1917 y el de hoy. Cámara dice seguir siendo comunista, mientras que Rosselló precisa que ideológicamente sí lo es, pero no como proyecto político; Vílchez elabora una teoría afirmando que el comunismo es parte de un todo más amplio al que se vincula, en él reivindica el anarquismo por su denuncia del sentido perverso del poder en sí mismo; la socialdemocracia, por mantener irrenunciable el vínculo con las libertades públicas y el comunismo, por su voluntad revolucionaria de cambiar las cosas, al tiempo que, en plena coincidencia con sus dos contertulios, sentencia que "la Revolución de Octubre fue positiva".

El contexto

Miguel Rosselló precisa que no puede procederse a diseccionar lo que fue y lo que supuso la Revolución de Octubre en el contexto sociopolítico actual, sino que necesariamente ha de ser encuadrada en el momento histórico que la alumbró. "En 1917 la población de Rusia vivía en práctica esclavitud -aclara-, sometida al absolutismo zarista y convulsionada por el desastre de la Primera Guerra Mundial". Añade que la Revolución de Octubre cambió el mundo, porque fue "un grito de denuncia de un sistema inaceptable y, desde entonces, la humanidad evidentemente no ha podido obviar lo que sucedió". Insiste en que "aquéllos acontecimientos fueron una respuesta al mundo de su época, no al actual".

Manuel Cámara también quiere contextualizar la Revolución en el momento histórico en el que se desencadenó, estableciendo que los bolcheviques dispusieron de una teoría política que se elaboró a medida que se precipitaban los acontecimientos, "puesto que Carlos Marx no vivió ninguna revolución", especifica. Para el antiguo líder de Comisiones Obreras, la Revolución supuso el fin del "absolutismo y crueldad terrible del zarismo", añadiendo que "Lenin supo captar lo que acontecía". Cámara no tiene ninguna duda de que la Revolución de Octubre cambió el mundo, hasta que en 1990 "el bloque capitalista gana la confrontación al comunista". Para el viejo sindicalista, y confeso comunista, "muchas de las conquistas sociales que se han obtenido a lo largo de las décadas del siglo XX se debieron a la Revolución de Octubre", y establece que "nosotros los comunistas seguimos creyendo en la libertad, en el proyecto revolucionario de cambio". También que en 1917, con la enorme convulsión que existía en Europa, era imprescindible establecer la dictadura del proletariado, cosa que asume, porque se pregunta si en algún momento ha podido gobernar con tranquilidad un partido comunista, si se le ha dejado hacerlo, recordando que la URSS perdió la carrera armamentística frente a los Estados Unidos. Acto seguido, disipa dudas al afirmar que la dictadura del proletariado es inaplicable en el mundo de hoy, donde los cambios sociales han de venir de la mano de amplias mayorías ciudadanas e instaurarse democráticamente, respetando en todo momento el pluralismo. Cámara dice que cuando viajó a la URSS se dio cuenta rápidamente de que "bastaba un soplo" para que el sistema quebrara, "porque no existía una participación del pueblo".

Vílchez, tras dejar sentado que el PCE dejó de tener relaciones con el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) a causa de la invasión de Checoslovaquia, en1968, relaciones que no se restablecerían hasta que llega Gorbachov en la década de los ochenta del pasado siglo, matiza que es imprescindible conocer cuál ha sido la historia del comunismo español, su constante lucha por la libertad, que estima consustancial al socialismo. Refiriéndose concretamente a la Revolución de Octubre manifiesta que entre la misma y el fin de la URSS transcurren ocho décadas; dicho lo que antecede establece una premisa: la de que todos los procesos revolucionarios desencadenados en Europa a lo largo de lo dos últimos siglos, lo han sido entre conflictos bélicos, se han originado "en un contexto de alta violencia". Prosigue: "la gente quiere dar por bueno un revisionismo que con rigor histórico no puede hacerse. La Revolución rusa se inicia propiamente en febrero y el escenario es el de la Primera Guerra Mundial".

Totalitarismo

Al inquirirles si el totalitarismo está inserto en la esencia del comunismo y, por lo tanto, de la Revolución y de los acontecimientos posteriores a la misma, fundamentalmente el estalinismo, responde Miguel Rosselló afirmando que "no existe una diferencia sustancial entre Lenin y Stalin", mientras que Cámara reconoce una "desviación", pero matizando que la "libertad" está en la génesis de la Revolución. Vílchez declara que "no me atrevería afirmar ni una cosa ni la otra, aunque desde el punto de vista dogmático fue una anomalía que la Revolución triunfara en Rusia, que no era el país adecuado para hacerlo". "Es en ese contexto -prosigue- en el que en 1924 muere Lenin abriendo las puertas al estalinismo". "Fueron las condiciones las que hicieron posible a Stalin y no al revés", asegura, incidiendo en que "el proceso de degradación viene dado al establecerse la simbiosis entre el partido comunista y el Estado soviético".

¿Hasta dónde es heredero el PCE de la Revolución de Octubre? Miguel Rosselló dice que siempre se la ha considerado un elemento positivo, pero recuerda que las relaciones con los comunistas soviéticos se rompieron en 1968, además de poner el énfasis en que durante la Segunda República y la Guerra Civil de 1936-39, los comunistas defendieron el pluripartidismo y que a lo largo de la dictadura franquista se afanaron por recuperar la democracia, lo que lleva a Cámara a decir que a raíz de la invasión de Checoslovaquia los jóvenes comunistas (él entre ellos) hicieron pintadas en el metro de Madrid condenándola.

Vílchez asegura que el PCE que conoció siempre se sintió heredero de la Revolución de Octubre, añadiendo que la autocrítica al estalinismo fue propiciada por la llegada de Santiago Carrillo a la secretaría general del PCE. Sí es contundente en su personal condena de lo que supuso el estalinismo, que, dice, "devino en un régimen tiránico y criminal sin paliativos, aunque se acote la decisiva contribución de la URSS a la victoria sobre el nazismo en la Segunda Guerra Mundial". "El estalinismo -prosigue- siempre estará en la sombra negra de la URSS y otros países comunistas, y eso tiene que ser denunciado, porque sobre tal base no se puede construir nada positivo". Cámara y Rosselló acompañan a Vílchez en la reiterada afirmación de que el respeto a los derechos humanos es fundamental, insoslayable, para acometer las transformaciones sociales, que necesariamente han de ampararse en las mayorías democráticas surgidas de las elecciones libres.

Herencias

Miguel Rosselló, volviendo a la cuestión de si se sienten herederos de la Revolución de Octubre, establece una analogía con la otra gran revolución moderna en Europa: la francesa de 1789. Da por hecho que una amplísima mayoría de ciudadanos franceses se sienten herederos de su Revolución, al igual que muchos europeos, pero que no por ello asumen como positivo el Terror que llevó a la guillotina a miles de personas. Para Rosselló lo mismo puede decirse de la Revolución de Octubre: fue positiva, pero no se han de obviar los crímenes que se generaron, en especial durante el largo período estalinista.

¿Por qué ha ganado el capitalismo? Vílchez y Rosselló coinciden en establecer que el desarrollo de las fuerzas productivas, enunciado por Marx, cosa que según el primero los chinos han entendido, se materializa adecuadamente en la economía de mercado, porque posee un potencial transformador muy superior al de la economía planificada, y de ahí que la competición entre ambos sistemas se haya saldado con la nítida victoria del capitalista. Cámara se suma a la tesis aduciendo que en el mundo comunista no se desarrolló adecuadamente la economía de mercado.

Miguel Rosselló establece una fecha en la que se pudo constatar la imposibilidad de reformar el comunismo: 1968. Vílchez opina que el último intento lo protagonizó Gorbachov, fracasado por las enormes resistencias que encontró para sacar adelante sus proyectos. Rosselló reitera su escepticismo afirmando que la fecha clave es la de 1968.

Concluyen coincidiendo en que el centenario de la Revolución de Octubre supuso un acontecimiento decisivo en la historia de la humanidad, que el siglo XX no puede ser explicado sin lo que sucedió en Rusia en 1917, que muchas de las conquistas sociales logradas por la clase trabajadora se debieron en buena medida al temor que se suscitó de que lo acaecido se contagiara a otros países europeos. También reconocen que las condiciones que la hicieron posible no guardan ningún parecido con las actuales, por lo que, reiteran, hoy las necesarias transformaciones sociales, que se hacen necesarias ante la regresión que se está viviendo en muchos aspectos, plenamente visibles en España, donde los recortes sociales han estado a la orden del día, han de darse estableciendo amplios consensos democráticos. Los cambios vendrán dados por la concurrencia de mayoritarios sectores sociales que los demandarán de acuerdo con las reglas de la democracia pluripartidista.

La reflexión común de los tres es la de que la Revolución de Octubre fue la respuesta, el resultado, de un concreto momento histórico que la posibilitó y que, como todo, en su herencia hay aspectos netamente positivos y otros que necesariamente han de ser condenados, especialmente la desviación que generó el estalinismo.

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