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Memorias de la cocina

Las buenas conservas de otoño

Las buenas conservas de otoño

En algunas culturas, como la de Oriente Medio, existe una variopinta oferta de conservas y de alimentos que se preparan y se venden en adobo. Con facilidad se encuentran a la venta, en sus pequeños comercios, botes de conserva de carnes, pescados o verduras, salazones, botellas de aceite o vinagres diversos aromatizados, tarros de las especias más inimaginables, así como otros condimentos.

La cultura culinaria mallorquina, como el resto de gastronomías mediterráneas, participan de la práctica de las conservas que resultan (resultaban en el pasado, en especial, más que en la actualidad) básicas para las economías y las cocinas más débiles, aunque no llegaran a la variedad y riqueza de la oriental.

Todas las estaciones del año nos proporcionan ingredientes, frutas y verduras, pero también pescados como el bonito o el atún, por ejemplo, que degustarlos a lo largo del año deparan un gran deleite para el paladar; disponer de ellos en el pasado, era además una forma de superar carencias.

Nuestra cocina recibió de otras culturas algunas técnicas de conservación que nuestros antepasados ampliaron y mejoraron con sus experimentaciones, habituados a convertir la necesidad en virtud. Es por ello que con la llegada del otoño existe una amplia y singular gama de conservas de setas (secas, en aceite, manteca, salazón), frutas, licores aromáticos, patés y embutidos que resultan únicos.

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