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Oblicuidad

´Blade Runner´ se niega a envejecer

´Blade Runner´ se niega a envejecer

El principal problema de Blade Runner 2049 es que el original se niega a envejecer. La secuela se ha rodado prácticamente en el año prefigurado por el original a principios de los ochenta. No se han cumplido los coches voladores, ni la atmósfera de lluvia ácida, ni las tiendas de ojos revueltos, la Inteligencia Artificial sigue funcionando solo como amenaza. Agradezcamos a Ridley Scott, capaz de lo mejor y de lo peor, que colocara un periódico de papel en manos de Harrison Ford.

Blade Runner 2049 ha desfallecido en la taquilla. La empresa de Denis Villeneuve superaba sus posibilidades. La película hubiera funcionado mejor de haberla desligado de la sombra del precedente. La incorporación de Harrison Ford solo se entiende desde la mitomanía, por lo visto el actor quiere matar a Han Solo, Rick Deckard e Indiana Jones para desalentar a imitadores.

La prolongación del inmarcesible Blade Runner, que debe figurar en toda lista de las cien y las diez mejores películas de la historia, ni siquiera se beneficia del regreso a la actualidad de la siempre conflictiva Sean Young. La bellísima intérprete de Rachael acaba de denunciar las sucias maniobras con su persona de Harvey Weinstein, años después de que la actriz protagonizara una bizarra historia de acoso hacia James Woods.

Sin más rodeos, Blade Runner 49 ni siquiera es una mala película. Su excesivo metraje de 165 minutos no suena a empeño quijotesco sino a descuido, en el sentido utilizado por Oscar Wilde para describir la pérdida de dos padres frente a la desgracia del fallecimiento de un solo progenitor. Desconecto con la proyección mediada, ni siquiera me interesa analizar el motivo de mi decepción.

Siguiendo a González-Ruano en su Diario íntimo, la película "me defrauda sin mas complicaciones". La descomunal belleza de Ana de Armas carece de la brutalidad capilar de Sean Young. Y Robin Wright no debió dejarse atrapar en la transposición de Edward James Olmos. Me recuerda al deformado Al Pacino en Dick Tracy, una ominosa comparación.

Lo peor que puede ocurrirle a Blade Runner 2049 es que revisites el original en las proximidades. Blade Runner es prodigiosa, no logras despegarte de escenas ancladas en la memoria. Desde un planteamiento de economía colaborativa, la coincidencia en las pantallas con El muñeco de nieve aconseja un intercambio de actores. Michael Fassbender, que conquista sin proponérselo como George Clooney, debió ser Deckard bis, traspasándole el inexpresivo Harry Hole a Ryan Gosling.

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