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Memorias de la cocina

Delicia de temporada y recurso de subsistencia: los higos

Delicia de temporada y recurso de subsistencia: los higos

Uno de los placeres de la estación que abarca el final del verano y el comienzo del otoño nos lo deparan los higos, conocidos por el hombre 9000 años a. de C. y presentes en todos pueblos mediterráneos de la antigüedad, quienes los importaron de Oriente Medio.

En nuestra isla se consumían en la Edad Media y fue entonces cuando se inició su secado para una conservación duradera. Su dulzor sustituía con frecuencia la falta de azúcar y debido a su gran aportación energética -contiene abundantes hidratos de carbono- se convirtió en alimento habitual de las clases más humildes, que a falta de una conveniente aportación proteínica, reparaban con su ingesta las duras jornadas de trabajo.

En la isla, los higos secos han sido hasta hace poco alimento básico. Grandes cantidades de ellos servían para paliar el hambre, otra parte se destinaba a la exportación y otra a la alimentación y engorde del cerdo, algo muy habitual en la mayoría de familias.

Frescos, acompañaban el pan, las sopas y diversos guisos. Secos servían para rellenos de lomo o piernas de cordero y para diversos guisos de carne. Una caja de higos secos podía formar parte de la gratificación anual para trabajadores del campo. Pero no debemos relacionar los higos solo con la escasez: grandes platos llevaban el toque especial de su sabor para celebraciones importantes y el deleite de distinguidos comensales.

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