Si bien estamos acostumbrados a ver fincas con viña y bodega, en donde domina un edificio central destinado a la entrada de la uva y a la salida del vino, ya embotellado, después de una obligada serie de procesos, también nos encontramos a veces con hectáreas de cepas plantadas, formando parte de una especie de extenso y auténtico jardín botánico. Y, en este caso, todos los indicios nos conducen a las estribaciones de la Serra de Tramuntana, en el municipio mallorquín de Esporles, en donde la familia Fullana, dedicada a la agricultura ecológica, especialmente al vino, asienta sus reales. Uno de sus recientes tintos, Ses Marjades 2014, conseguido con las variedades Cabernet Sauvignon y la autóctona Mantonegro, está influenciado por el microclima de la finca. Durante un año, maduró en barrica de roble francés. Ofrece un tono rubí oscuro. No faltan entre sus aromas recuerdos a frutas del bosque y notas de confitura. Es armonioso, con largo final en boca.
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La cata