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Oblicuidad

La Real Academia impone la Real Gana

La Real Academia impone la Real Gana

Arturo Pérez-Reverte se ha investido portavoz de la Real Academia a la que pertenece, para sentenciar la equivalencia y por tanto el carácter intercambiable de las letras erre y de. La sustitución empezará de momento por la palabra "idos", que también puede escribirse "iros". El encogimiento del alfabeto puede conducir a barullos inesperados, cuando la riqueza que atesora el castellano deba expresarse con solo diez letras.

Pérez-Reverte es el último español que se emplea sin pelos en la lengua castellana. No sorprende tanto su dócil aceptación de un "iros" impuesto por los indoctos a quienes aporrea por sistema, como la articulación avergonzada de su concesión. En opinión del académico, "la RAE es notario de cómo hablamos, no policía". Olvida en primer lugar que los notarios están encorsetados por una normativa todavía más rígida que las fuerzas del orden. Y sobre todo, nadie que lea al novelista cuando defiende el castellano concluirá que se encuentra ante un vulgar registrador de la propiedad lingüística sin voluntad ejecutiva.

Si el académico más combativo retrocede sin pudor, la Academia entrega hasta las enaguas al proclamar oficialmente que "el diccionario no autoriza el uso de las palabras, sino que lo refleja". Aparte de que el espejo sirve una metáfora más correcta que el notario de Pérez-Reverte, la RAE de Poncio Pilatos se despoja precisamente de su autoridad, para incumplir desde la barbarie sus Estatutos. En el primer artículo de un texto legal y notarial firmado por el entonces Rey, se adjudica al colectivo de eminencias la labor de "establecer y difundir los criterios de propiedad y corrección del idioma".

Que se sepa, un espejo no "establece" cuál es la figura correcta que se le coloca enfrente. La superficie azogada tampoco determina "criterios de propiedad", y mucho menos se pronuncia sobre la "corrección" de la imagen colocada ante sí. Por tanto, la RAE no solo incurre en papanatismo especular al identificar "idos" con "iros". En las excusas, traiciona sus principios fijados en la ley, algo que no puede permitirse un notario.

Convertida al guirigay asambleario, la institución declina el rango académico. Pasa de RAE a RGE, la Real Academia impone la Real Gana, mucho más española que la pretensión científica. La necesidad de ser guay, por utilizar otra palabra aprobada por el Colegio de Notarios Léxicos que no Legales, no ha llevado a los inmortales a rebajarse a nivel de calle sino de alcantarilla. Habla castellano como puedas, o como pueras.

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