No son muchos los vinos blancos, excepto algunos espumosos, como en el caso de Francia, en los que entre alguna variedad tinta. Una rareza que, sí existe en Mallorca, principalmente gracias a la bodega Anima Begra Viticultores, con sede en una finca de Felanitx, que en su origen fue explotación lechera. En su nueva entrega, el Quíbia 2016, mantiene el dominio de las variedades autóctonas de la isla, Prensal Blanc y la tinta Callet. Una combinación audaz que ya tiene sus seguidores. Las uvas con las que se elaboró este blanco, antes de ir a la prensa, estuvieron un tiempo en cámara frigorífica, sobre un lecho de nieve carbónica, para evitar oxidaciones. Conseguida la vinificación, permaneció unos cuatro meses en sus propias lías, dentro de depósitos de cemento. Muestra un tono pajizo. No faltan cítricos, notas florales, prado y frutas blancas en nariz. Alcanza una acidez equilibrada en el paladar, con sensaciones a mar.
