No sé si al fulano ese que vocaliza mal y que, para asombro de propios y extraños tiene un programa en la televisión pública, le habrán hecho un test de inteligencia alguna vez en su vida; pero una de tres: o no se lo han hecho nunca, o se lo han hecho mal, o en la televisión pública los resultados de esa prueba no son contemplados en absoluto. El ignaro mencionado se atrevió a vincular el autismo con la vacunación en un programa de radio de audiencia sorprendente. Hubo una pediatra que, científica y educadamente, le hizo ver el error de tal insinuación, y el borrico de marras aún insistió exigiendo disculpas a la profesional. Digamos que el autismo y la vacunación están menos vinculados que la estupidez y la dirección del programa ese que induce a levantarse.
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Los puntos sobre las uves