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Con otra cara

¡Ojalá sean montajes!

¡Ojalá sean montajes!

Debo estar perdiendo el olfato periodístico porque cada vez me cuesta más diferenciar la realidad de los montajes. Menos mal que no trabajo como redactora en la Casa Blanca porque con Trump vivo en una confusión constante. El pasado fin de semana tuve que comprobar dos veces la seriedad del medio de comunicación que había colgado en internet un vídeo del presidente norteamericano bailando una danza árabe con espada entre musulmanes igual de bailongos que él porque en un primer golpe de vista, lo que fue su participación en la bienvenida en su viaje a Arabia Saudí me pareció un montaje por la cercanía de la fiestas de Moros y Cristianos de mi pueblo.

Si ven el vídeo comprobarán que el que corre por YouTube con él cantando Barbie Girl parece mucho más creíble. ¿Y qué me dicen de los desplantes de su mujer esta semana durante su viaje a Europa rechazando la mano de su marido de forma obvia ante las cámaras, y no una vez, sino dos? No sé si es más increíble el manotazo en Israel o el disimulado gesto de retirarse el pelo cuando él intentó cogerla de la mano al bajar del avión en Roma. ¡Ay, Roma! ¿Cómo no iba a dudar yo de que esa cara de palo del Papa, siempre tan simpático y amable, ante un sonriente Trump, fuera real? También dudé el jueves de la veracidad de las caras de estupor de los jefes de Estado y de Gobierno de los países de la OTAN mientras Trump hablaba en la tribuna en Bruselas, hasta que subí la voz de la tele y lo escuché, en plena ceremonia de conmemoración del el 11S y la caída del Muro de Berlín, metiéndoles un paquete de colegio de curas porque sus países no pagan lo que les toca de los gastos de la Alianza.

Si no lo han visto no se lo pierdan, no hay meme que iguale a la realidad. También cuesta asumir como reales las declaraciones del presidente norteamericano que el viernes recogían todos los medios de que "los alemanes son malos, muy malos" por el superávit comercial de Alemania y los millones de coches que vende en EE UU, algo que parece no gustar al magnate. Pero si ya andaba confusa con todo lo anterior, lo que sí me parece increíble por mucho que lo recoja toda la prensa seria del planeta son esas imágenes de Trump dando un empujón con el brazo al primer ministro de Montenegro para ponerse delante en la foto de la OTAN y luego colocarse la chaqueta con prepotencia como si fuera el rey del mundo. No sé. Acabo de ver un vídeo en el que aparece en una escena de Juego de Tronos y estoy dispuesta a creerme que hace un cameo en la serie antes que los espectáculos que ha dado esta semana. ¡Ojalá fueran montajes!

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