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Oblicuidad

Periodismo más necesario que nunca

Periodismo más necesario que nunca

La editorial de Le Monde se abre en portada con una declaración de principios. "El periodismo es más necesario que nunca". Por las mismas fechas, el New York Times ofrece una versión que acentúa la musculatura, al proclamar un periodismo "más esencial que nunca". El dictamen ha sido declinado en todas sus variantes. Se capta el mensaje. Sería más creíble si la prensa imprescindible no fuera aventada por un periódico, pero no por ello deja de ser cierto.

Le Monde apela a la razón, el New York Times se refiere a la inversión. Otro eslogan publicitario de la cabecera neoyorquina destaca que "encontrar la verdad es difícil, pero ayuda tener más de mil periodistas". Frente al estilismo francés, la industria del acero mediático. El riesgo de industrialización de la actividad se alivia con la apuesta definida por el cliente. El lector se siente protegido por este ejército de informadores, que ningún desvergonzado podrá franquear.

Le Monde siempre funcionó como un artículo de lujo a precios asequibles, el templo de los monjes-soldado adiestrados por su fundador Hubert Beuve-Méry. Sin embargo, los tiempos cambian, y el rotativo parisino reivindica hoy "nuestra utilidad". Este arranque de pragmatismo no sorprende únicamente en un diario francés, sino en cualquier producto francés.

Si un diario se interroga demasiado sobre sí mismo, y dado que su vehículo esencial continúa siendo la palabra, acaba pareciendo un dilatado manual de instrucciones. Le Monde acepta el riesgo y garantiza que "la redacción se vuelca hacia la investigación". Los inmenso caladeros de datos facilitan el establecimiento de conexiones, si se maniobra con soltura. El periódico francés ha puesto en marcha sus famosos Decodificadores, para depurar la información en bruto y el escoramiento creciente del discurso político hacia las medias mentiras. Se traslada de paso el mensaje de una "redacción volcada", en una de las escasas profesiones donde la pasión continúa siendo más importante que la orientación.

Faltaba el arrebato final, la propuesta de practicar "el periodismo, todo el periodismo y nada más que el periodismo". Es decir, la oferta más completa que puede efectuar la prensa consiste en su desnudamiento. La única manera de poner a disposición del lector "todo el periodismo" no consiste en recargarlo de artificiosidad, sino en despojarlo de aderezos y adherencias. Le Monde se ha limitado a constatar la necesidad periodística de un nuevo comienzo. Cada mañana.

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