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El ingenuo seductor

El pie de la letra

Puede que sea importante deconstruir un ideal de amor romántico, despertar un espíritu crítico. Pero no actuemos como si habitásemos en un parvulario

El pie de la letra

Me he dado cuenta de que las canciones que se eligen para que suenen mientras uno se está duchando tienen un ingrediente popular. No entiendan eso como un demérito, en absoluto. Pero en un acto tan purificador como es una ducha, uno opta por librarse de posibles prejuicios. Es extraño ducharse con la música de Michael Nyman o con la voz de Tom Waits cuando uno puede cantar el Eres tú de Mocedades o La fiesta terminó de Paloma San Basilio.

La mañana que surgió esta columna estaba duchándome cantando por Víctor Manuel. El tema era Quiero abrazarte tanto. Y de repente, cuando llegó esa estrofa del estribillo en la que la letra dice "que seguía tus pasos, tu caminar, como un lobo en celo desde mi hogar" me vino a la cabeza qué diría la musicóloga Laura Viñuela al respecto. Y pensé que a veces no basta con tener argumentos válidos. Que en un mundo tan complejo, tan diverso, tan peligrosamente polarizado, también hay que aprender a discernir entre los argumentos.

Conocí toda la polémica que se levantó ante las declaraciones de Laura Viñuela, experta en música pop y feminismo, cuando dijo que las letras de Joaquín Sabina estaban cargadas de mensajes ofensivos para las mujeres. Confieso que mi primera reacción fue pensar que aquella declaración era una boutade, una disonancia ingeniosa, una manera de llamar la atención sobre un problema cambiando el enunciado habitual del problema. Es verdad que Sabina, sin tener yo ninguna devoción por su música, le dedica canciones al alcohol, al humo, a los tugurios y las prostitutas pero siempre lo entendí como parte de un universo creativo, como lo eran los bajos fondos para Jean Genet. Sí recuerdo un tema de Sabina que siempre he detestado, porque me resultaba ofensivo, que era Pacto entre caballeros. Pero precisamente la canción Contigo, que es la que aviva toda la polémica, al ser la que emplea Viñuela en su ejemplo, siempre me pareció un atípico poema de amor.

Estoy convencido que cada una de las personas que escuchaba esa canción, como cientos de canciones más, se identificaba con la letra de una manera distinta, porque para eso somos seres racionales, aunque algunos no lo parezcan; para interpretar, para discernir, para comprender que si algo incomoda en el arte es tomarse todo al pie de la letra. No hay despropósito mayor que defender la literalidad en la poesía. De hecho, para mí, Contigo era una canción de amor entre dos hombres. Independientemente de que la interpretase Sabina o Niña Pastori. Porque esa es la magia de algunas canciones; que están llenas de cavidades donde solo puedes entrar tú y tu historia. Y cuando uno canta el estribillo de esa canción quiero pensar, por favor, que no quiere morir y mucho menos matar, porque eso no es amor, pero está haciendo una representación apasionada del romanticismo literario para interpretar que ese amor es lo más importante de su vida cuando todos sabemos, incluso quien lo canta, que no es así. Aunque, dicho esto, les admito que me identifico más con el Sinceramente tuyo de Serrat pero ese es otro asunto.

Acepto que me invadió una profunda pereza al comprobar que los primeros que alzaron la voz contra Laura Viñuela fueron aquellos que se han construido una atalaya de intelectual librepensador, esos que se creen más progres por decir tacos y acumular resacas. No quisieron entender que tras las palabras de la musicóloga no había una prohibición, ni una traslación de responsabilidades; simplemente se buscaba generar un debate y una reflexión sobre posiciones aparentemente inocentes que, a juicio de Viñuela, albergan un fondo machista y posesivo que nuestra sociedad ha interiorizado.

Sé que es difícil hablar de sentido común cuando las mujeres siguen muriendo a manos de la violencia machista pero no pensemos que la sobreprotección de la sociedad, que la infravaloración del entendimiento humano, es una solución. Puede que en una situación de emergencia sea un punto de partida pero nunca es una solución.

Quiero seguir escuchando Piensa como yo de La Bien Querida sin creer que por cantar "que yo no quiero pelear pero es que me cuesta evitar sentir las ganas de matarte" estoy asumiendo una conducta. Quizá mi aprendizaje emocional, en el que he crecido leyendo entre líneas, reinventando, para poder encontrar una historia que me identificase, me ha hecho enfrentarme a las manifestaciones culturales con discernimiento.

Puede que sea importante deconstruir un ideal de amor romántico, despertar en adolescentes un espíritu crítico, por pura salud emocional. Pero no actuemos como si habitásemos en un parvulario. No es solo Sabina. Toda la historia de la música, desde la ópera al pop, pasando por el rock, el soul, las rancheras, el tango, el fado,€ está llena de amores apasionados, posesivos, subversivos, independientes, equivocados, sucios, clandestinos, idealizados, peligrosos. No es cuestión de borrar de nuestra historia emocional esas canciones ni lo que significaron. Es cuestión de educar en el discernimiento, en la interpretación de las representaciones culturales. Para poder seguir cantando el Every breath you take sin pensar que es la historia de un acosador, aunque la letra nos permita hacer esa lectura. Benditas sean todas las lecturas porque ellas nos enriquecerán la mente.

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