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Memorias de la cocina

Los garbanzos, saludables, sabrosos y económicos

Los garbanzos, saludables, sabrosos y económicos

Las legumbres constituyeron la base alimenticia de los mallorquines a lo largo de siglos. Habas y garbanzos fueron sin duda los más habituales entre la payesía hasta el punto que en muchos predios, con un cierto aislamiento, consumían legumbres seis días a la semana. En muchas ocasiones se preparaban para varios días, aunque en el último se reforzaba el cuinat con sopas, fideos o arroz, puesto que los restos del puchero eran sobretodo, caldo. A las legumbres en general y a los garbanzos en particular deben muchos de nuestros antepasados su supervivencia.

El cicer arietinum (por tener cierta semblanza con la cabeza de un ariete) se cultivaba en Turquía hace más de 7000 años; de allí se extendió hacia Asia, África y Europa. Siete siglos antes de Cristo se cultivaba en Roma, donde se preparaba en forma de sopa con buena aceptación, hasta que su consumo se consideró de mal gusto. Los árabes lo cultivaban en seco y regadío. En el siglo XIII está documentado en el Reino de Aragón. Pese a su sabor y a sus propiedades saludables, también en la isla ha perdido su justa fama, como pasó en Roma. Ahora son pocas las familias que consuman habitualmente garbanzos varias veces a la semana, como nos recomiendan, porque aportan fibra y energía, a la vez que reducen el colesterol y son convenientes para la diabetes y el sistema inmune. Y además, son económicos.

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