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Reportaje

Trasmediterránea, una naviera vital para Balears cumple 100 años

Fundada en 1916 por armadores catalanes y valencianos, ­­que aportaron capital y barcos. Aunque nunca figuró nominalmente, Juan March Ordinas fue su cerebro en la sombra

Cuando importantísimas empresas españolas de diversos sectores han desaparecido o se ha vendido a grupos extranjeros, la compañía marítima Trasmediterránea, vital para el transporte entre Balears y la Península, logra alcanzar el siglo de existencia, sobreviviendo a dos guerras mundiales, una Guerra Civil y a una larga posguerra. Si bien ha tenido diferentes propietarios en varias ocasiones, incluida una nacionalización, se mantiene en manos españolas, hoy dentro del grupo privado Acciona, después de ser adquirida al Estado. Fue el 25 de noviembre de 1916 en plena Gran Guerra, cuando los cuatro directores de las navieras fundacionales, Jose Juan Dómine (Compañía de Vapores Correos de África), Vicente Ferrer Peset (Ferrer Peset Hermanos), Joaquín María Tintoré (Línea de Vapores Tintoré) y Enrique García Corrons (Navegación e Industria) estamparon su firma en Barcelona. El arranque fue un capital social nominal de cien millones de pesetas de la época, cifra impresionante, aunque solo se emitieron 46.160 acciones de mil pesetas. La Tras, como se la conoce popularmente, inició sus actividades el primero de enero de 1917 y fue inscrita en el registro mercantil el 2 de ese mismo mes, con una flota inicial de 44 vapores, con sede en la Ciudad Condal, aunque con el tiempo se trasladó a Madrid. En realidad, desde que se planteó crear la Trasmediterránea y hasta su muerte en 1962, Juan March Ordinas fue, en la sombra, el cerebro de la compañía, siendo el artífice, con una de sus peculiares jugadas financieras, de la absorción en 1918, aunque figuraron como filial hasta 1958 en que desapareció, de la naviera Compañía Mallorquina de vapores Isleña Marítima.

Finalizada la I Guerra Mundial, la desa-parición del imperio Austro-Húngaro lleva a una grave crisis social y económica en Europa Central, que afecta a todo el globo, incidiendo en los fletes. El orden anterior desaparece, creándose nuevas naciones en el viejo continente, que serán foco de problemas que llevarán a la II Guerra Mundial, mientras Rusia queda en manos de los bolcheviques. La tensión social europea también incide en España, con huelgas generales en todos los sectores económicos, los que lleva a la Tras, cuando los trabajadores de la mar carecían todavía de un montepío estatal, a crear uno propio, muy avanzado en su época, aprobado por Real Orden el 11 de febrero de 1922.

Un año crucial para la Tras fue 1921, por varias circunstancias, incidiendo en ellas la prolongada y sangrienta guerra de Marruecos, en la que sus buques transportaron tropas y avituallamiento entre la península, sus archipiélagos y el protectorado español del Norte de Africa. En dicho año su flota alcanzaba los 53 barcos, a los que se incorporaron entre 1918 y 1920 hasta diez unidades, la mayoría modernas. Hay que citar los naufragios de los vapores Marqués del Campo en 1919, que embarrancó cerca del puerto de Casablanca y el Guillén Sorolla, desa-parecido este en medio de un temporal en aguas británicas en 1922. Es en 1924, debido al conflicto bélico en el Rif, con ataques las huestes de Mohamed Abd El-Krim, cuando la flota de la Tras vuelve a crecer, con la adquisición de cinco unidades más. A las dos naves perdidas hay que sumar una unidad, por baja de guerra, referida al Juan de Joanes, de 916 Tm de registro bruto, al ser alcanzado de lleno por disparos de cañones de costa españoles capturados por el enemigo, en aguas próximas al peñón de Alhucemas, el 18 de marzo de 1922, siendo auxiliado por el pequeño destructor de la Armada española, Bustamante. El golpe final a la insurrección rifeña se consigue con el desembarco aeronaval de Alhucemas, en octubre de 1915, con apoyo francés, y la participación del cuarenta por ciento de la flota de la Tras.

Entre el final de la I Guerra Mundial (1919) y el inicio de la Guerra Civil española (1936) la compañía marítima fundada por Juan José Dómine y su tres socios, incorporó una serie de buques, entre ellos siete motonaves, construidos en los astilleros Unión Naval de Levante. Un paso importante para la expansión de la compañía, no sin capear varias crisis, fue ampliar sus líneas marítimas, al absorber la Compañía de Vapores Correos Interinsulares de Canarias, uniendo así las comunicaciones rápidas y regulares en aguas españolas con el Norte de Africa y Guinea. Con destino a cubrir las nuevas rutas se encargan a la bilbaina Sociedad Española de Construcción Naval las motonaves Domine y Fernando Poo, de 9.300 Tm. cada una.

En 1924 se crearon los astilleros Unión de Levante, en Valencia, otra acción personal de Juan March, en la que se unieron los Talleres Nuevo Vulcano, Talleres Gómez, de la Ciudad del Turia, Astilleros de Valencia y Astilleros de Tarragona. Detrás de la Unión Naval estaba el grupo industrial Kupp, participando con capital y asistencia técnica. Contaba ayuda del gobierno germano, pues a pesar de la crisis económica brutal que aún sufría Alemania, el objetivo que mandaba era el rearme, así como burlar la prohibición de importar materias primas.

La dictadura militar implantada por el general Primo de Rivera Primo de Rivera, en septiembre de 1924, coincide con el fallecimiento, en Valencia de José Juan Dómine, artífice de la Tras, siendo sustituido por Ernesto Anastasio, hombre fiel a Juan March. Con la llegada del régimen republicano, las expansión de la Tras continúa, incluyendo el cambio de nombres en los buques ligados a la exilada Familia Real española. Con el inicio de la guerra civil la flota de la Tras, constituida por 52 unidades, parte de ellas muy modernas, queda dividida. Ante la escasez de buques de guerra en la marina franquista, con bases en El Ferrol, Cádiz y Palma, las 23 naves en su poder son militarizadas, reconvirtiéndose algunas en cruceros auxiliares artillados. En la zona leal también quedan incautados buques de la Tras, siendo utilizados especialmente como transportes, si bien al inicio de la contienda ambos bandos utilizaron algunas naves como prisiones flotantes. Al final de conflicto una quinta parte de sus buques estaban hundidos, reflotándose solo tres. En cuanto a las unidades en servicio, bastantes se encontraba con desperfectos y averías. Por otra parte, las unidades gemelas Ciudad de Ibiza y Ciudad de Tarragona se perdieron al ser confiscadas por los rusos en Odesa, lo mismo que sucedió con el 'Isla de Gran Canaria', hundido posteriormente. A pesar del mal estado de varios puertos del Mediterráneo castigados por la aviación rebelde, tras la victoria franquista van cubriéndose la mayoría de enlaces marítimos anteriores a la guerra, sumándose a las que mantuvieron los sublevados con Canarias, Marruecos y Guinea.

La II Guerra Mundial coge a la Tras intentando reemplazar su unidades perdidas con nuevas incorporaciones, si bien la penuria industrial retrasa algunos encargos a la Unión Naval, afectada también por los bombardeos. Finalizada dicha contienda la compañía comienza a cubrir bajas con nuevos barcos, incorporándose en junio de 1952 a la Tras el transbordador Victoria, construido para la Empresa Nacional Elcano, y arrendado a la Tras, para sus líneas con el Estrecho. En abril 1953, por el mimo sistema recibe el Virgen de Africa, gemelo del anterior, adquiridos posteriormente. El Ciudad de Tarifa, último transbordador de la serie, construido en la Unión Naval entró en servicio en 1961. Unidades que prestaron servicios en aguas de Balears, en ocasiones.

La incorporación de la serie Albatros, con cuatro unidades, fueron una gran innovación en su momento, agilizando el embarque de vehículos gracias a sus compuertas laterales y comodidad para el pasaje. Si bien, la auténtica revolución fue a partir de 1972, con la puesta en servicio por Ibarra del primer barco de la clase 'Canguro', incorporando el embarque de vehículos por popa. La Tras adquirió a Ibarra tres 'Canguros', dos en servicio y uno en construcción, a los que se unieron posteriormente tres unidades más, construidas entre 1970 y 1984 en la Unión Naval de Levante.

En 1978 la Tras pasa de ser una empresa privada a pública, en plena modernización de la flota, con la incorporación de nuevos buques, especialmente ferries. Auténtica revolución en el transporte marítimo es la incorporación a la compañía de dos veloces dos Jet-Foil. Posteriormente se entregaban otros dos, también para Canarias. Es en 1994 cuando la Bazán entrega a la Tras el primer Fast Ferry, el Alcántara. El Almudaina, gemelo del anterior, se incorporó en 1966, también destinado a Balears. Avanzado el 2000, van sumándose los 'superferries' Sorolla, Fortuny y Murillo. Siguen los catamaranes de la seríe Milenium, cubriendo líneas en Balears y el Estrecho.

La Tras que, ante todo fue fundamental en las comunicaciones de Balears con la península, cuando su barcos eran denominados 'correos', vitales para el envío de correspondencia y paquetes entre nuestras islas y el resto país. También varias de sus naves, tanto siendo privada o estatal, fueron usadas para el envío de tropa desde Balears, en diversos períodos, tanto de guerra como de paz, y desde que Cabrera dejó de ser campo de maniobras para la guarnición balear, siendo sustituido por el de Chinchilla o para cumplir misiones de paz en el extranjero.

Una nueva etapa se abre para la Tras en el 2002 cuando es adquirida al Estado por el grupo Acciona. Surgen nuevas estrategias en el transporte marítimo, en donde la carga es primada. Una nueva situación para el pasaje asiduo, especialmente de Balears, ya que, en ocasiones, les hace añorar épocas pasadas, a pesar de las comodidades en los ferries más modernos de la Tras, que en ocasiones pasan a cubrir, a otras líneas menos cercanas. En el 2010 se suman a la flota de carga de la compañía dos de Roll-on Roll-off construidos por Navantia, de mayor desplazamiento en ese momento. También se fletaron una serie de ferries extranjeros, incluido el Sorrento, que en su habitual ruta Valencia-Palma sufrió un incendio cerca de Mallorca, yendo al desguace. Y es que la historia de la centenaria Tras está llena de hechos de todo tipo, en donde mandos y tripulaciones de sus barcos, unos doscientos que se han ido sucediendo en su flota durante su primer siglo de historia, en general, estuvieron a la altura de las circunstancias.

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