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Oblicuidad

El modelo Zara y el modélico Barça

El modelo Zara y el modélico Barça

La búsqueda del éxito es la élite de la autoayuda. Pese a ello, un empresario que leyera todos los libros sobre el victorioso modelo desarrollado por Amancio Ortega en Zara se quedaría sin tiempo para crear su marca. Un niño que devorara la literatura desatada por el modélico Barça de Pep Guardiola, nunca llegaría a patear un balón.

Sé de qué hablo, por una vez. He leído media docena de volúmenes que enumeran los argumentos indudables del éxito de Zara. Estoy enfrascado ahora mismo en el segundo tomo de la hagiografía del modélico Guardiola, a cargo de Martí Perarnau. Con todo respeto hacia los cirujanos del éxito ajeno, su recetario dista de entusiasmarme. Reposición instantánea, ropa de pasarela al acceso de las masas, juego posicional. Son criterios demasiado evidentes, para que miles de competidores ambiciosos no los desarrollaran simultáneamente o los copiaran de inmediato.

Mantengo un escepticismo compartido. Ancelotti suprimió los rondos de Guardiola en cuanto llegó al Bayern. El italiano puede estar equivocado, pero ha ganado Champions desde más ligas que su colega catalán. La predicción retrospectiva está muy desacreditada, era inevitable que ganara Trump, pero me sigue sorprendiendo la seguridad de quienes diseccionan un proceso conociendo el resultado.

Tras la demostración empírica de mi incapacidad de repetir las carreras meteóricas de Zara y el Barça, y después de leer una parte suficiente de la literatura al respecto, proclamo que el éxito no se rige por las reglas geométricas de Euclides. Dudo que Amancio Ortega se sienta reflejado en los libros que se escriben sobre el fenómeno que simboliza. Seguramente no se ha molestado en leerlos. Tanto el empresario como Guardiola crearon sus imperios sin mapas. De haber contratado como asesores a quienes hoy presumen de conocer los secretos del triunfo de la marca de ropa y el club de fútbol, habrían fracasado con sonoridad.

Los responsables del modelo Zara y el modélico Barça han logrado la mayor rentabilidad imaginable en la gestión de sus negocios. Sin embargo, los días de Guardiola y de Ortega duran 24 horas, ni un minuto más. Malcolm Gladwell cifró la garantía del triunfo en diez mil horas de práctica de cualquier actividad, véanse los Beatles en Hamburgo. Seguro que también ayuda la pasión por un buen producto, y emplearse con una dedicación obsesiva. Agítese y añádanse unas onzas de optimismo. Porque solo puede ser el número uno quien está convencido de serlo.

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