Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Groening en Suecia

Groening en Suecia

No tengo vocación de jurado del premio Nobel de Medicina pero, como tanta gente, sí de pertenecer al de Literatura. Sobre todo cuando conoces al premiado desde bachillerato como es el caso de Bob Dylan. Ninguno de los profesores que me dieron clase de Literatura le habría dado el premio, aunque por entonces ya había escrito canciones por las que le galardonan ahora. Para los más abiertos, estaba bien aquello que hacía Serrat de ponerle música a los poemas de Machado y Hernández porque, oye, los daba a conocer y con el truco de la musiquilla llegábamos a las poesías que estaban hechas solo de palabras, como exige la literatura. Entonces la literatura era muy muy literaria y aquellos profesores, incluso los más abiertos, no se andaban con anchuras. La única lectura que merecía serlo era exclusivamente tipográfica y figuraba citada en el libro de texto.

Por entonces, el premio Nobel de Literatura John Steinbeck había propuesto al premio a Al Capp, un historietista, autor de la serie satírica Li´l Abner que se desarrollaba en la imaginaria y montañesa Dogpatch. Steinbeck, parangonaba a Capp con Cervantes y Rabelais. Yo no lo sabía y aquellos profesores despreciaban cualquier cómic „no sólo los malos„ porque eran analfabetos de la imagen, insensibles a su caligrafía e ignorantes de su gramática (por decirlo en términos que podrían entender).

Como para el jurado sueco la literatura puede estar en las canciones de Dylan y el premio Nobel no ha admitido nuevas formas de ficción desde que incorporó el de Economía en 1968, espero que dentro de 23 años vuelva a caer el galardón en un estadounidense y que sea Matt Groening, autor de Los Simpson, que para entonces rondarán los mil capítulos de su crónica de Springfield, el territorio donde sucede en forma de sátira la cultura y la vida del primer mundo.

Compartir el artículo

stats