La tradición de los partidos españoles es la de funcionar de acuerdo con lo que dispone ´el aparato´. El ´aparato´ no es otra cosa que la secta del partido en cuestión que manda en él, y si uno es crítico con el aparato será ninguneado y despreciado. El partido aparatista por excelencia es el PSIB-PSOE, cuyas sectas han provocado no pocos espectáculos. Con la irrupción de Podemos se les llena a todos la boca de participación, de asambleas y de primarias, pero ni caso, todo sigue igual. Ahora, la niña Armengol habla de dar la voz a la militancia, siempre que ésta opine lo mismo que ella, claro. La participación ordenaría que si, por ejemplo, el 20% de los militantes de ese partido quiere abstenerse, el 20% de sus diputados así lo haga. Pero los aparatos no funcionan así.
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Los puntos sobre las uves