Las exigencias de las bodegas españolas, a la hora de conseguir un vino de la máxima calidad, son cada vez más estrictas, sin eludir sacrificar una añada si no colma las esperanzas puestas en ella, que si en una gran bodega puede ser un golpe económico importante, en una pequeña, es casi una tragedia. Por eso, el tinto Cap de Barbaría 2010, cuyas uvas nacieron en cepas situadas en las alturas de Formentera, dominando el litoral del Mitjon y La Mola, superó con creces el listón. Se elaboró con las variedades galas Cabernet Sauvignon y Merlot, junto a la Monastrel, sin faltar la balear Fogoneu. Cada variedad tuvo la estancia en barrica, según su evolución, rondando el año, hasta llegar al ensamblaje. Si las dos primeras uvas maduraron en roble francés, el resto lo hicieron en barrica de EE UU. Mantiene una capa bien cubierta. Emite aromas a garriga y notas marinas. Se captan finos taninos en el paladar, con sabroso final.
