Sir Oswald Mosley fue un salvaje británico que, procedente de las filas laboristas, derivó al fascismo sin pasar por los conservadores. El discurso que sostenía esta acémila era idéntico del que comienza a escucharse en Gran Bretaña: quieren su país exclusivamente para ellos, y amenazan con expulsar a los trabajadores foráneos. Doscientos mil españoles esperan preocupados el resultado de las anunciadas intenciones, sin que parezca que la Unión Europea y España vayan a hacer nada en absoluto. Si al final cumpliesen su amenaza yo iría a la yugular, expulsando a todos los british que tengamos desperdigados por aquí y cascándoles además unos impuestos a sus propiedades que quitasen el hipo. Los políticos españoles son vergonzosos, pero no están solos.
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Los puntos sobre las uves