Muchas de las recetas que presentamos semanalmente no son un dechado de virtudes dietéticas; hay que reconocerlo. Igualmente debemos reconocer que se halla muy extendida la teoría que la cocina mallorquina es malsana, con frecuencia grasienta, no apta para personas que quieran seguir una alimentación saludable.
Sin olvidar que la vida y sobretodo el trabajo de nuestros antepasados más inmediatos fue muy diferente de la nuestra, basada aquélla en el trabajo físico y el gran consumo de calorías, mientras que la nuestra, mucho más sedentaria precisa de una alimentación muy diferente, debemos afirmar con rotundidad que en nuestra cocina, como en la mayoría de las que conocemos, existen muchas posibilidades para quienes quieran observar una cocina sana, adecuada para su circunstancia, sean o no vegetarianos. Dependerá de cómo la adaptemos.
Al hablar de cocina sana sale a relucir que los vegetales son poco apetecibles, aburridos o insípidos, pero tales afirmaciones no se ajustan a la realidad. A lo largo del año la tierra nos ofrece productos que van cambiando estacionalmente. Más bien se tratará de hacer un buen uso de hierbas frescas, especias y condimentos adecuados para darles el máximo de sabor. Pero tampoco hay porqué renunciar a la carne o al pescado si uno no es vegetariano. Su salubridad dependerá de cómo lo preparemos, de nuestra imaginación e ingenio.
