Voy a contar lo que, para mí, ha sido vivir un viaje de cuento. Siempre quise ir a Sevilla en feria, y este año se ha hecho realidad.
Se conoce como Feria de Abril o Feria de Sevilla al conjunto de casetas y atracciones que se instalan en el recinto ferial. Es la feria más importante y conocida de cuantas se celebran en Andalucía, la más visitada y la que más impacto económico tiene en la comunidad autónoma.
Debo decir que en un primer momento decidí ir sola, mi familia no se ponía de acuerdo, unos el trabajo, otros no terminaban de decidirse y bueno, con un año de antelación, me apunte a clases de sevillanas (al menos para intentar bailarlas). Mi pensamiento era llegar y alquilar un traje de flamenca, pasear por la feria y con un poco de suerte poder entrar en alguna caseta.
Empecé a mirar vuelos y hoteles y entonces mi prima, me sorprendió, diciéndome que ella me acompañaba, y yo más feliz que una perdiz. Hicimos la reserva y dos días antes del viaje, mi marido me dice que él también va (el amor). Y llegó el día, en el aeropuerto de Sevilla nos estaban esperando familiares de mi prima, y como a la cenicienta que el hada vistió, para mi tenían un precioso traje que parecía hecho a medida y además pertenecían a una caseta privada, ¿podía pedir más?
He podido ver la fantástica Portada de la feria. Durante años el recinto ferial se conoció como "la Pasarela", debido a una estructura existente que era utilizada para cruzar la calle. Cada año la Portada está dedicada a algún acontecimiento importante, monumento o edificio de la ciudad. Este año 2016 inspirada en el pabellón de Argentina de la exposición universal 1929 dedicado a la danza, ésta puede alcanzar una altura cercana a los 50 metros, que puede ser observada tanto de día como de noche, gracias a los varios miles de bombillas que la iluminan. El número total de bombillas asciende aproximadamente a 350.000, cubiertas por peculiares farolillos venecianos de colores verdes, blancos y rojos consiguiendo una vistosidad y luminosidad muy peculiar.
Del lunes al martes de feria, es la noche en la que se iluminan las calles y la Portada del Real. A las doce en punto, se conoce como la noche del pescaíto, acompañado de la manzanilla, vino fino y el rebujito. Ver la Portada del real iluminada, pasar por debajo de ella y ver el recinto ferial, la calle del infierno, (que es como se conoce el parque de atracciones), totalmente dispuesto para la diversión, fue maravilloso, como estar en una gran pasarela de grandes diseñadores, maravillosos trajes, flores, collares, pendientes, mantones de manila. Oír la música, los cascabeles y el campanilleo de los caballos tirando de los carruajes (es el único transporte permitido en el real), con sus trotes majestuosos, es todo un espectáculo.
La feria termina la noche del domingo con el apagado de las bombillas y un castillo de fuegos artificiales. Ni siquiera en mi imaginación pude pensar que haría un viaje tan maravilloso y tan bien acompañada, por ello, doy las gracias a mi hada madrina (mi prima), mi príncipe azul (mi marido) y no me puedo olvidar de los ayudantes (Loli e Inma), que me permitieron vestirme con un traje precioso y me dejaron disfrutar del palacio (la caseta). Gracias mil. Qué sol.
