Somos muchos los que seguimos regularmente una sección gastronómica del diario El País tan prestigiosa como la de El Comidista, que dirige y escribe el admirado Mikel López Iturriaga.
Nos extrañó el Mapa del Embutido Español que publicó viernes nueve. No porque haya que desmerecer los embutidos y productos de charcutería que publicó, ubicando los iconos de los mismos sobre el mapa de España. Llamaban más la atención, al menos para los isleños, las ausencias que las presencias: ninguno de nuestros productos. Ni la sobrasada de Mallorca o Menorca, el camaiot, la butifarra ibicenca, la carn-i-xua ni uno solo figuraba en dicho mapa.
Los embutidos que sí existen son el botillo, el chosco, chourizo cebolleiro, la txistorra, la longaniza de Graus, secallona, el blanquet valenciano, el chiquillo, la morcilla, el farinato, el borono, el sabadeño, el perro de Requena, el salchichón imperial de Bolaños, las salchichas de Zaratán, la patatera de Extremadura y el lomito.
Si Néstor Luján consideraba nuestra sobrasada uno de los tres productos más importantes de la chacinería española, cuesta pensar que poco o nada signifique para el Comidista. ¿Aparecerá un segundo mapa? También es posible que la sobrasada, servida en envases de plástico, desvirtuación máxima de lo que contiene una poltrú, una bufeta, un bisbe o una culana, no se considere, ni tan siquiera, un embutido.
