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Medio ambiente

La loca migración forzada

Las especies cambian de continentes y de hábitats pese a los controles. Los ´nuevos vecinos´ pueden causar estragos a la flora y fauna locales

Estos paisajes inspiraron a Conan Doyle para escribir ´Un mundo perdido´. ELISABET SAFONT

La expansión de especies exóticas invasoras (EEI) se considera la segunda causa de pérdida de biodiversidad a nivel global, sólo por detrás de la destrucción de los hábitat naturales, siendo responsables de aproximadamente el 40% de las extinciones de especies animales ocurridas en estos últimos cinco siglos. Así lo pone de manifiesto del Informe Anual de Indicadores de 2015, publicado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA).

Según la ley 42/2007 del Patrimonio natural y de la biodiversidad, se considera EEI aquella que se introduce o establece en un ecosistema o hábitat natural o seminatural y que es un agente de cambio y amenaza para la diversidad biológica nativa, ya sea por su comportamiento invasor, o por el riesgo de contaminación genética. No todas las especies foráneas acaban siendo invasoras. Hay que recordar que, para que una especie exótica se convierta en invasora es necesario que se establezca con éxito en el territorio, es decir, reproducirse en él y luego tendrá que extenderse y aumentar en efectivos. A menudo, que esto ocurra es sólo cuestión de tiempo. Por ello, los expertos advierten que la respuesta rápida y la prevención son clave y casi la única estrategia para evitar la expansión de estas especies y sus impactos sobre la biodiversidad, la economía o incluso la salud humana.

La importancia de las EEI a nivel ecológico reside en el desequilibrio medioambiental que producen al instalarse como nueva especie, fuera de su área de distribución natural, produciendo serias alteraciones en el ecosistema. La intensidad y magnitud de éstas dependerá de las características biológicas de la especie invasora y del ecosistema receptor. Los efectos que producen las EEI incluyen, entre otros, la depredación sobre las especies nativas., los desplazamientos de especies autóctonas, los efectos desestabilizadores en la red trófica y la transmisión de enfermedades.

La combinación de estas alteraciones puede generar además importantes sinergias, con efectos en cadena sobre el ecosistema que desembocan, en definitiva, en una importante pérdida neta de diversidad biológica. Debido a su fragilidad y aislamiento, algunos ecosistemas, como los sistemas fluviales y las islas, son especialmente vulnerables a la introducción de estas especies.

Algunas especies

Recientemente han llegado y se han expandido muchos invertebrados en nuestro país, como el conocido mosquito tigre (Aedes albopictus), la mariposa defoliadora del boj (Cydalima perspectalis) o el áfido amarillo (Sipha flava). O el mejillón Cebra (Dreissena polymorpha), una de las especies exóticas más dañinas, originaria de los mares centrales de Asia. Después de la primera aparición en la cuenca hidrográfica del Ebro en 2001, se ha ido extendiendo progresivamente a otras cuencas como en el Júcar en 2005, Guadalquivir en 2009 y en el Cantábrico y Cuencas Internas de Cataluña en 2011. Otra especies, en este caso un mamífero, es el visón americano (Neovison vison). Es un mustélido de pequeño tamaño oriundo de Norteamérica que, desde el siglo pasado, se ha expandido por Europa y España a partir de escapes o sueltas ilegales intencionadas. Su origen son granjas de cría en cautividad existentes para el comercio peletero. Presenta una alta capacidad de dispersión y colonización y está presente en gran parte de la mitad norte de la Península. Su presencia afecta negativamente a un elevado número de especies autóctonas, algunas de ellas amenazadas como el visón europeo (Mustela lutreola), al que desplaza e, incluso, puede llegar a depredar.

Avispa asiática

Pero quizá la especie más conocida y reciente es la avispa asiática (Vespa velutina). En España la primera cita confirmada se realizó en agosto de 2010 en Navarra y ese mismo año fue detectada también en el País Vasco. Se trata de una especie de insecto himenóptero de la familia Vespidae. Es muy corpulenta y posee un potente veneno capaz de disolver los tejidos. La preocupación ecológica de esta especie reside en la capacidad de depredación del avispón asiático sobre las abejas melíferas y otros polinizadores.

En Mallorca ya ha sido detectada. De hecho, la Unidad de Control de Fauna del Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Islas Baleares (COFIB), de la Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca, ha conseguido recientemente localizar y retirar otro nido de avispa carnicera asiática en la parte alta del término municipal de Fornalutx. Hace pocas semanas se había detectado actividad de esta especie invasora gracias al aviso de un particular, aunque había dudas sobre si se podía tratar de las avispas de la colonia cercana a Sóller.

El procedimiento para localizar los nidos es laborioso: se disponen alimentos atractivos para estas avispas sobre el terreno, como el pescado, y se intenta un seguimiento visual de las que van a alimentarse. En esta ocasión, la detección fue relativamente rápida y el pasado 30 de agosto fue posible llegar al nido, en esta ocasión a casi 20 metros de altura, ensacarlo y transportarlo hasta la Universitat de les Illes Balears, donde fue congelado para estudios futuros.

La tarea no se considera completa, ya que hay detectada una zona con actividad en la zona occidental del valle, entre Sóller y Llucalcari, donde actualmente se centran los esfuerzos de detección. La Conselleria ha reforzado el equipo de trabajo con una persona más, que complementará los esfuerzos del COFIB, los Agentes de Medio Ambiente y del Servicio de Protección de Especies contra este insecto.

Un 10%, invasoras

El Departamento de Territorio y Sostenibilidad de Generalitat de Catalunya y Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF) han presentado la primera base de datos abierta de las especies exóticas presentes en Catalunya, clasificadas según su estado de invasión. Dispone de más de 1.100 especies exóticas registradas y forma parte del proyecto EXOCAT que publica informes desde 2012.

Según esta base de datos, el 38% de éstas son especies que no han llegado todavía a formar poblaciones estables. Sin embargo, hay detectadas 111 (un 10% del total) que han logrado extenderse por el territorio y que están catalogadas como invasoras. Si comparamos estas cifras con las del 2012 "podemos confirmar que las especies catalogadas como invasoras se han estabilizado, ya que entonces eran 110, un 12% del total de las 939 especies registradas. Por otro lado, un 14% de las especies exóticas han llegado a establecerse pero no han iniciado ningún proceso de expansión. Los expertos alertan que de la tercera parte de las especies sólo se sabe que han sido introducidas en algún momento, pero se desconoce su estado actual", explican desde el CREAF.

El calentamiento global, pero especialmente la transformación del territorio y los movimientos de personas y mercancías entre territorios han favorecido la llegada y la instalación de especies exóticas. Entre 2012 y 2016 EXOCAT ha incorporado 161 nuevas especies, parte de las cuales pueden ser consideradas nuevas introducciones, mientras que otras posiblemente ya estaban pero no habían sido detectadas hasta ahora.

Las especies exóticas se concentran en las regiones metropolitanas, litorales y prelitorales, donde la gran densidad de población y la larga tradición comercial favorecen la llegada de nuevas especies. Además, el clima suave y la intensa y continuada transformación del territorio (urbanización, abandono de cultivos, etc.) ofrecen muchas oportunidades para que se instalen.

El caso de la avispa asiática pone de manifiesto la importancia que puede tener EXOCAT en la gestión de las invasiones. Dentro de este proyecto, el CREAF hizo un modelo predictivo de su riesgo de invasión, que identifica las áreas más vulnerables a la invasión, y los esfuerzos de prevención y control más adecuados. El modelo ha sido adaptado a escala nacional y forma parte de la Estrategia para el control, gestión y posible erradicación del avispón asiático o avispa negra en España.

Un problema global

Las cimas de las montañas del escudo guayanés „una extensa formación de mesetas tabulares y altos acantilados de paredes verticales o tepuyes„ están amenazadas por el impacto de la actividad humana, en especial el turismo, según alertan los investigadores Valentí Rull, del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (ICTJA-CSIC), y Teresa Vegas Vilarrúbia y Elisabet Safont, del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la Universidad de Barcelona (UB), en un artículo publicado en la revista Diversity and Distributions.

-Estos biomas del inmenso escudo geológico de América del Sur, que se extienden entre Venezuela, Guyana y Brasil, se consideraban hasta ahora uno de los pocos ambientes inalterados en el planeta. El entorno geológico, con relieves de gran tamaño y paredes escarpadas de difícil acceso, ha favorecido el aislamiento de las comunidades naturales que habitan en las cimas y llegó a inspirar la novela El mundo perdido (1912), del escritor inglés sir Arthur Conan Doyle, ambientada en el famoso tepuy Roraima del macizo guayanés. En la actualidad, estas mesetas son auténticos laboratorios naturales para estudiar el origen y la evolución de las biotas y los ecosistemas neotropicales.

-El equipo científico alerta de la presencia de plantas invasoras y aguas contaminadas por bacterias fecales de origen humano en la cima del tepuy Roraima „uno de los pocos que todavía permite el acceso a los turistas„, en la frontera entre Venezuela, Guyana y Brasil. En el trabajo de investigación, los expertos proponen buscar las soluciones más adecuadas e implementar una regulación específica ante lo que consideran como las primeras señales del impacto de la acción del hombre sobre los ecosistemas de la cima del tepuy Roraima.

-En estudios anteriores, apuntan los autores, se habían identificado hasta trece plantas de carácter exótico introducidas por el hombre en la parte superior del Roraima, entre las que destacan dos especies vegetales de gran capacidad invasora: las gramíneas Polypogon elongatus y Poa annua. Los autores explican que "hasta ahora, las poblaciones de P. elongatus eran pequeñas y localizadas, pero la especie ya empieza a mostrar patrones de comportamiento y crecimiento como para ser considerada una planta invasora". Y es que "las semillas de estas especies pueden ser transportadas por el viento, el agua o los animales, así que el riesgo de colonizar otros tepuyes es alto. Las consecuencias podrían ser devastadoras para la flora y la vegetación de estas formaciones montañosas", alertan los investigadores.

-También se han detectado diferentes bacterias en las aguas que circulan por la cima del Roraima: por ejemplo, la Helicobacter pylori, una bacteria presente en el sistema intestinal humano y relacionado con diversas patologías, como gastritis, úlceras y algunos tipos de cáncer.

-Los autores atribuyen la presencia de esta bacteria a los turistas que visitan el tepuy, ya que las muestras de agua contaminada se recogieron en el entorno de los campamentos habilitados para visitantes en la cima de la montaña. Los autores avisan de que «estas bacterias pueden seguir el curso de los ríos hasta las tierras bajas, por lo que el Roraima se convertiría en un foco de infección en una región en la que la prevalencia del H. pylori es aún baja, solo de un 11%".

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