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Memorias de la cocina

La pasta en nuestra cocina

La pasta en nuestra cocina

Se ha escrito que Marco Polo trajo la pasta a Europa. Hoy parece que esta leyenda fue una invención. Casi todas las antiguas civilizaciones conocían el trigo duro, que servía para elaborar pastas secas, así como el trigo candeal (xeixa) que era ideal para las pastas frescas, como la de la lasaña.

La pasta fresca era conocida en la Edad Media en Europa del sur, mientras que en el norte no se desarrolló hasta el Renacimiento. Está documentado que la pasta seca (en concreto los fideos) se preparaba en el siglo III en Palestina y que a partir del siglo IX también en el mundo árabe. Esta civilización introdujo los fideos y macarrones antes en España que en Italia o Francia; aunque Italia fue, desde el principio, quien más y mejor supo desarrollar las técnicas de su preparación y una mayor variedad de platos, en especial, tras la introducción del tomate.

Los fideos han constituido uno de los pilares de nuestra cocina popular en los últimos siglos. Fabricados por particulares con frecuencia, gozaban de la gran ventaja de su fácil conservación y una cocción rápida en las pequeñas casas de roters. Hoy han sido sobrepasados por pastas de importación (espaguetis, sobretodo) y se utilizan muy poco en la cocina tanto particular como en la restauración, a pesar de ser un alimento que absorbe los gustos y aromas con facilidad, dando por resultado un plato siempre sabroso.

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