Diario de Mallorca

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Tres semanas en la costa oeste de Estados Unidos

Las Vegas.

Nuestro viaje se resume en 24 días al volante, cuatro Estados y un recuento final de 3.767 millas, lo que es igual a 6.062 kilómetros. Salimos a toda prisa de Los Ángeles, para subir por la costa, con objetivo San Francisco. Paramos en el pueblo de San Simeon, para ver las playas repletas de leones marinos, seguimos conduciendo por la carretera 1 conocida como Big Sur, con sus impresionantes vistas, e hicimos parada en la mítica ciudad de Santa Cruz. Llegamos a San Francisco, y fue enamorarnos de esta ciudad. Basta deambular por sus barrios para querer quedarse más.

Aprovechamos para ver la isla de Alcatraz y saltamos a Oakland para ver un partido de la NBA, que es puro espectáculo. De ahí hicimos parada rápida en Sacramento para comer con un amigo con el que habíamos trabajado en Mallorca, y pusimos rumbo al Lago Tahoe. Fue el primer contacto con la naturaleza y nos dejó impresionados. Madrugamos para ver amanecer y como la bruma se iba despejando del lago. Dejamos Tahoe y nos pusimos en marcha para llegar a Yosemite. El primer National Park que visitamos, del que menos conocíamos y el que más nos sorprendió. Nuestro próximo destino fue Sequoia National Park. Impresionante, y seguimos pensando que ninguna foto puede hacer justicia a lo bonito que es el lugar ni se puede apreciar el tamaño desmesurado de sus secuoyas. Dejamos atrás estos verdes paisajes para cruzar el Death Valley. Impresionante conducir por el desierto, y uno aquí ya vive por completo su road trip.

La siguiente ciudad en la que dormimos fue Las Vegas. Es el Disneyworld del vicio. Supongo que si uno está por la zona, no puede no pararse y no jugarse algunas fichas. Cerca de las Vegas está la presa Hoover, una bestialidad de obra de ingeniería, y el Valley of Fire, un parque que nos recomendó un cliente, y que nos dejó boquiabiertos, es como trasladarse a Marte. Siguiendo nuestra ruta pasamos por Vermilion Cliffs, Marble Canyon, y Glen Canyon, dignos de cualquier película del oeste. Ya pudimos ver parte del río Colorado, y sufrir de vértigo en toda regla en el Horseshoe Bend.

Hicimos noche en Page, y visitamos el Lower Antelope Canyon guiados por un indio navajo de la zona. De ahí nos íbamos a ver atardecer y amanecer al Monument Valley, y recorrer el parque por sus dirty roads y sentirnos como en una película de John Ford. Parada obligada fue el Gran Cañón del Colorado, donde pudimos hacer un pequeño trekking por sus senderos. Una pena no habernos decidido por recorrerlo en helicóptero. Yendo hacía el sur hicimos noche en Williams, famoso por la Ruta 66 y opción como punto de salida para llegar al Grand Canyon en ferrocarril.

Cruzamos el Havasu Lake, el desierto de Mojave, y Joshua Tree National Park, el último de los parques que visitaríamos en este viaje. Hicimos la parada freak del viaje en Niland, para hacernos fotos en Salvation Mountain, y ya nos encaminamos a la parte final de nuestro viaje, Los Ángeles y alrededores. Los Ángeles no nos entusiasmó, pero en cambio Santa Mónica y Venice Beach tienen su rollo y vale la pena dedicarles algo de tiempo. Fue devolver el coche y sufrir el shock de que nuestro road trip ya había acabado. Había sido uno de los mejores viajes de nuestra vida.

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